Washington- Varias organizaciones defensoras de los derechos de los inmigrantes lideradas por la congresista demócrata Cori Bush exigieron al presidente de EE.UU., Joe Biden, que detenga las deportaciones masivas de haitianos, tras conocerse que más de 6.000 personas han sido enviadas al país caribeño en los últimos 12 días.
Además, clamaron por el fin de una medida de salud pública, conocida como Título 42, que ampara bajo el pretexto de la pandemia de la covid-19 la expulsión inmediata de indocumentados detenidos en la frontera con México, sin permitir que presenten una solicitud de asilo.
En una llamada telefónica con periodistas, Bush se declaró «indignada» por la violación de derechos humanos y por un sistema de inmigración que niega el asilo a los que huyen de disturbios políticos y catástrofes climáticas.
Bush calificó como una «vergüenza» el manejo por parte de la Administración de Biden de la crisis que estalló hace varias semanas en la frontera con México, a donde llegaron miles de inmigrantes, principalmente de Haití, que se instalaron en un campamento improvisado debajo de un puente que une a ambos países.
La congresista afroamericana, del mismo partido de Biden, criticó que el campamento fuese desalojado sin «priorizar» la asistencia humanitaria y sin tramitar las solicitudes de asilo, a la vez que denunció que los migrantes negros están siendo deportados «a una tasa casi dos veces mayor» frente a otros grupos.
Al dar cuenta del desalojo del campamento, el secretario de Seguridad Nacional (DHS, en ingles), Alejandro Mayorkas, informó el pasado 24 de septiembre que 2.000 personas habían sido enviadas en 17 vuelos a Haití; otras 8.000 había regresado a México y 12.400 habían sido autorizadas para someter su caso ante un juez de inmigración para determinar si permanecían en el país.
Para Bush, las autoridades migratorias cuentan lo ocurrido debajo del puente en la localidad de Del Río (Texas) «con un aire de orgullo», como si hubiesen limpiado «un armario desordenado, un garaje desordenado» o terminado un problema que necesita «desaparecer y esconderse bajo la alfombra».
«Un sistema de inmigración que mide el éxito por la tasa de desaparición de los solicitantes de asilo, no por la cantidad de vidas que salvan, es un sistema irredimible», subrayó.
Por su parte, la cofundadora y directora ejecutiva de Haitian Bridge Alliance, Guerline Jozef, admitió que el Gobierno del ahora expresidente Donald Trump (2017-2021) creó un «cuello de botella» en la frontera y destruyó todas las vías para acceder a un asilo en Estados.
No obstante, cuestionó al Gobierno de Biden no solo por continuar «con esas mismas prácticas, el mismo sistema, la misma violencia», sino por haberlo amplificado.
La director ejecutiva de Haitian Women for Haitian Refugees, Nianj Raoul, advirtió que han tenido lugar «más de 50 vuelos», siete de ellos este jueves, para expulsar haitianos en los últimos días, lo que considero una cifra récord.
Raoul lamentó que entre los expulsados viajen niños, incluso bebés, y mujeres que a su regreso enfrentarán «la violencia de las pandillas y la inestabilidad política» en Haití, que fue asolado en agosto por un terremoto de dejó más de 2.200 muertos y un mes antes sufrió el magnicidio de su presidente, Jovenel Moise.
Por eso, Raoul propuso retomar un programa del Gobierno de Barack Obama (2009-2017) que permitía otorgar libertad condicional por razones humanitarias a ciertos inmigrantes.
Según las cifras atribuidas al Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), 6.131 haitianos han sido expulsados en 57 vuelos como parte de una estrategia puesta en marcha hace 12 días.