Washington – La pobreza, la inseguridad alimenticia, la violencia y los embates del cambio climático han empujado en los últimos cinco años a unos 378.000 centroamericanos a emigrar hacia Estados Unidos, según un informe publicado este martes.
Las conclusiones sobre las causas y costos de esta migración resultan de un estudio de Instituto de Política Migratoria (MPI), el Programa de Alimentos de las Naciones Unidas (WFP), con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Los datos provienen de una encuesta entre miles de hogares que reciben remesas de los migrantes en El Salvador, Guatemala y Honduras.
Según el informe, esta migración tiene un alto costo humano y económico, incluido unos 2.200 millones de dólares anuales en viajes regulares e irregulares.
«Vemos un éxodo desde América Central donde el hambre y la desesperación fuerzan a muchos a migrar en busca de una vida mejor», dijo David Beasley, director ejecutivo de WPF.
«Las familias se separan y las comunidades se destruyen donde la pobreza, el cambio climático y, ahora, la covid-19 han dejado a mucha gente sintiendo que no tienen otra opción más que marchar hacia el norte», agregó.
Los datos de la encuesta muestran que se ha multiplicado por cinco en apenas dos años el porcentaje de personas que consideran la migración internacional, del 8 % en 2019 al 43 % en 2021.
El 55 % de los migrantes encuestados indicó que había contratado un contrabandista, pagando un promedio de 7.500 dólares por persona, en tanto que la migración por vías legales tuvo un costo promedio de 4.500 dólares.
Para el 89 % de estos migrantes el país al cual pretendían llegar era Estados Unidos.
Como resultado de la pobreza y el impacto económico de la pandemia de la covid-19 ha habido un incremento sustancial de la inseguridad alimenticia en América Central.
En octubre pasado el WPF calculó que el número de personas que encaran la inseguridad alimenticia en El Salvador, Guatemala y Honduras subió de 2,2 millones en 2019 a 6,4 millones actualmente.
«Dados los patrones cíclicos repetidos de creciente migración centroamericana hacia el norte, es claro que ha llegado el momento de una estrategia que atienda la inversión inteligente y el fortalecimiento de las comunidades», dijo Andrew Selee, presidente de MPI.