Madrid – El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, exiliado en España desde el pasado año, sabe que el cambio de «régimen» en Nicaragua no será pronto, pero tiene claro que «el destino» del país centroamericano «es la democracia».

Quien fuera vicepresidente de Nicaragua (1979-1990) tras la Revolución Sandinista junto al actual presidente Daniel Ortega, en una entrevista con EFE en Madrid, prevé que la represión no va a cesar, pero da por hecho que el pueblo «acabará levantándose» contra el mandatario.

«Sin ninguna duda la gente se va a levantar o el propio Frente Sandinista (el partido gobernante) va a implosionar, el problema de una dictadura que tiene tanto poder en una mano es que comienza a tener miedo a todo el mundo y es una muestra de debilidad», analiza.

NICARAGUA, UN «PUNTO CIEGO»

El escritor advierte de que la comunidad internacional solo «ha puesto los ojos sobre Nicaragua cuando no hay grandes distracciones en el mundo, como la de hoy en Ucrania».

«Toda la energía de los países está puesta en castigar a (Vladímir) Putin, no a Ortega y, bajo este velo, Ortega puede apretar las tuercas de la represión porque nadie le está haciendo caso», lamenta.

Un hecho que agrava la situación en el país, «que no está siendo escuchado» por el mundo: «Es un punto ciego en el mapa en este momento».

Ramírez explica que el sistema de «represión» del Gobierno de Ortega contiene «capas muy profundas», que implican acción «social, política, policial y militar» contra la población.

En esa línea, valora que haya habido funcionarios del propio Gobierno que se hayan decidido a denunciar la situación, pero no le entusiasma «al grado de decir que va a cambiar».

«Es muy difícil un cambio en un país sometido no solo a control político, sino social, y eso en Nicaragua y Venezuela está muy bien montado, es el eje de la represión», apunta.

Asimismo, se muestra convencido de que tampoco la situación de los «presos políticos» arrestados el pasado año antes de las elecciones «va a mejorar».

«No creo que la situación vaya a mejorar ni creo que se les vaya a liberar, todos han sido juzgados por los motivos más absurdos y todos han sido condenados a entre ocho y 13 años de prisión, todos sin excepción, es un simulacro de juicio», considera.

EL «RÉGIMEN» CAERÁ

Ramírez, quien prevé quedarse en España de manera permanente, revela que la migración en su país se ha «multiplicado» en el último año y que a la tradicional marcha de nicaragüenses a Costa Rica se suman los miles que ahora van a Estados Unidos «a solicitar asilo».

«La ola de migración va a seguir, se ha multiplicado por razones políticas, hacia Estados Unidos no existía y ahora Nicaragua supera a El Salvador, hay una sangría de migrantes», subraya.

En ese sentido, señala que a pesar de que la población migrante estaba formada en el pasado por «gente con necesidades económicas», hoy «es la clase media la que está emigrando».

«Hay que solucionar el problema político, la manera de retener a la población es ayudando a que se establezca en el país un sistema que respete las libertades públicas», resume.

Y a pesar de que no cree que ese cambio pueda ser inmediato, sabe que finalmente «una combinación de todo» hará «caer al régimen» de Ortega.

«Ortega no ha organizado la sucesión más que con su mujer», Rosario Murillo, vicepresidenta del país, «que es la voz más débil y no tiene ninguna capacidad para mantener la unidad de todo ese diverso aparato de represión», asume.

Así, concluye animando a los nicaragüenses a tener «esperanza».

«El fin de este régimen va a ser un mezcla de todo, de implosión, de levantamiento, de que se parta el ejército… Hay que conservar la esperanza, saber que esto tiene que cambiar, sobre todo en manos de los mas jóvenes», invita.

E insiste en que es cuestión de «saber que el destino de Nicaragua es la democracia» y que «es antinatural pensar que vamos vivir bajo un régimen que niega la democracia permanentemente».