Ginebra – La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, dijo hoy que tras cuatro años en el cargo la situación en el mundo no ha mejorado realmente, y que la pandemia, la guerra en Ucrania y la falta de voluntad política han sido obstáculos mayores para ello.
«El trabajo en derechos humanos no se termina nunca», aseguró Bachelet, quien se encuentra a una semana de concluir su mandato al frente de la mayor estructura internacional dedicada a proteger y promover los derechos y libertades en el mundo.
En una conferencia de prensa para hacer un balance de su gestión, la expresidenta de Chile explicó que desde la perspectiva de la ONU se buscan soluciones a los problemas, pero cuando apenas se están consiguiendo acuerdos sobre cómo actuar, surge una nueva crisis que concentra la atención de todos, como ahora ocurre con la guerra en Ucrania.
«Es algo muy frustrante no poder avanzar mucho más y a veces uno siente que el mundo no es un lugar para nada mejor», comentó.
Su estilo de trabajo
Ante los periodistas describió su manera de trabajar como la de alguien que busca resultados, como cuando la ejecución de una persona es inminente y en lugar de hacer declaraciones públicas tomaba el teléfono y llamaba directamente al presidente del país involucrado.
«A veces tenía éxito, otras no», confesó.
La pandemia de la COVID-19 fue otro gran obstáculo para que Bachelet hiciese lo que tenía planeado ya que esto interrumpió sus visitas al terreno, sus contactos personales con autoridades y víctimas, y hasta con el personal de su organismo en Ginebra, al menos durante el periodo más agudo de contagios.
De si hubiese hecho algunas cosas de manera diferente, aseguró que siempre intentó actuar con profesionalismo y eficacia.
Retorno a Chile
Bachelet ha indicado que su intención es volver a Chile, aunque esto todavía será en el curso de octubre, por lo que el próximo 4 de septiembre votará desde Ginebra en favor de la nueva Constitución propuesta, según reveló.
Sostuvo que tiene la convicción de que esa Constitución, de ser aprobada en el referéndum, será un instrumento de avance para su país, donde se especula cuál será el rol que tendrá en la nueva etapa que se abre.
A este respecto, Bachelet dijo que hasta el 31 de agosto será alta comisionada de la ONU, que por el momento se concentra en esto y no tiene planes muy definidos para su retorno.
No obstante, ella misma reconoció que no pretende volver a Chile para «ponerse a tejer» y que a lo largo de su vida -incluidos los periodos en los que ha vivido en el extranjero- ha mantenido siempre el interés por lo todo que pasa en su país.
Elección del sucesor
El cargo al frente de la Alta Comisaria de Derechos Humanos de la ONU es uno de los más sensibles de la organización y más susceptible a recibir presiones externas, por los delicados asuntos sobre los que se trata y porque una de sus funciones esenciales es la de denuncia.
El sucesor o sucesora de Bachelet será propuesto por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, y debe ser refrendado por la Asamblea General, pero no se han filtrado nombres que suenen fuerte para este cargo.
Bachelet dijo que ha escuchado que unas cincuenta personas se han presentado al puesto y reveló -sin proporcionar nombres- que algunas se comunicaron con ella para pedirle consejo.
«Quien quiera que sea tendrá su propio enfoque y manera de cumplir con su tarea, y yo estaré disponible para hablar o dar recomendaciones a quien sea elegido. Hay cosas que uno nunca sabe hasta que llega», añadió.
En esta ocasión la cuestión de género o la región de origen de los candidatos no serán criterios que favorecerán a algunos frente a otros, ya que de hecho más mujeres que hombres han ocupado el puesto, y todas las regiones han estado representadas en algún momento desde 1994, cuando se creó el organismo.