Ciudad de Panamá – En América Latina y el Caribe, una región de 658 millones de habitantes marcada por la inequidad, hay países que ya encaran el envejecimiento de su población y otros que aún tienen la ventana del bono demográfico. Esta coexistencia es un reto y al mismo tiempo una oportunidad para lograr políticas públicas que atiendan estas diferencias de manera flexible y poniendo en el centro a la persona.
«Es todavía importante en esta región que sigamos teniendo muy claro que tenemos una situación de diversidad demográfica» lo que «nos desafía pero que también nos invita a tomar decisiones preparadas, anticipadas y basadas en la evidencia», dijo en una entrevista con EFE en la Ciudad de Panamá la directora regional para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa, por sus siglas en inglés), la argentina Susana Sottoli.
El Unfpa lanzó este miércoles su informe anual sobre el Estado de la Población Mundial alertando que la «ansiedad demográfica se ha convertido en un fenómeno generalizado», y pidiendo dar un giro de 180 grados a las posturas nacionales frente a los cambios en la población que incluyen, de forma cada vez es más frecuente, políticas encaminadas a aumentar, reducir o mantener las tasas de fecundidad.
En el documento «8.000 millones de vidas, infinitas posibilidades: argumentos a favor de los derechos y libertades», el Unfpa plantea que «en lugar de preguntarse a qué velocidad tiene hijos la ciudadanía, los dirigentes han de plantearse si todas las personas – y en especial las mujeres – están en posición de ejercer su libertad reproductiva», una cuestión en la que «en demasiadas ocasiones la respuesta es ‘no'».
«Ir más allá de los números, es ese el mensaje principal, dar un giro a nuestro análisis de los cambios y las dinámicas de la población y entender que en el centro de estos análisis están las personas, sus derechos y sobre todo su derecho a tomar decisiones sobre su vida reproductiva, laboral y familiar», dijo Sottoli.
Para hablar de números, precisó, «somos aproximadamente 658 millones de personas en América Latina y el Caribe. Este es un número que no significa particularmente nada positivo o negativo, es un hecho. Serían 658 millones de oportunidades», afirmó la directora regional del Unfpa.
CAMBIOS DEMOGRÁFICOS Y POLÍTICAS PÚBLICAS EN AMÉRICA LATINA
Los cambios demográficos que está viviendo América Latina y el Caribe revelan, nuevamente, que se trata de una región «muy desigual, muy inequitativa en cualquier aspecto del desarrollo», dijo la funcionaria internacional.
«Tenemos una mayoría de países que ya empiezan a ver el envejecimiento de su población, países como Chile, Uruguay, Cuba, Costa Rica, México. Y otros que todavía tienen una población joven, que se puede llamar el bono demográfico, países como Haití, Nicaragua, en general los países de Centroamérica», explicó Sottoli.
Incluso en un mismo país de la región hay «envejecimiento poblacional pero también alto embarazo adolescente, una juventud que todavía necesita atención», lo que lleva a que tanto los tomadores de decisión como las distintas agencias de cooperación vean esta situación «con un enfoque de ciclo de vida».
Y aunque «muchos países» de América Latina y el Caribe «tienen políticas o estrategias de población» se trata en todo caso de «un trabajo incipiente», ante el cual el Fondo de Población está optimista en «la conversación sobre estos cambios demográficos y a qué van a afectar realmente».
«Sin necesidad de replicar ningún modelo, en esta región estamos a tiempo de aprender lecciones de otras regiones y prepararnos mejor. Una palabra necesaria para la política pública en esta agenda es anticipación. Utilizar datos para tomar decisiones basadas en las evidencias y poner a las personas en el centro de la política pública», afirmó Sottoli.
El Fondo de Población trabaja en casi todos los países de Latinoamérica en el fortalecimiento de los sistemas de información, entre ellos, información demográfica.
Y acompaña «esta conversación sobre cuál es un diseño de política poblacional que incluya de una manera sólida datos provenientes de censos, de encuestas y que con base a esa evidencia pueda empezarse a diseñar o planificar los servicios de protección social, de pensiones, sanitarios que van a estar siendo afectados, positiva o negativamente dependiendo de la situación, por estos cambios poblacionales», indicó.