Montevideo – Cien años atrás el futbolista uruguayo Ángel Romano formó parte del equipo que se hizo con la victoria en los Juegos Olímpicos de París, torneo equiparado a un Mundial en el que el jugador vistió una camiseta que ahora se subasta por 90.000 dólares.

El próximo miércoles 19 de junio tendrá lugar una puja por 180 artículos de la historia del fútbol uruguayo y mundial en general, que abarcan desde el primer gran triunfo en los Juegos Olímpicos de 1924 hasta 2004, pasando por las Copas Mundiales de Fútbol de 1930 y 1950.

En una entrevista con la Agencia EFE, el fundador y propietario de la casa de subastas a cargo del concurso, Sebastián Zorrilla, explica que hay artículos para todos los coleccionistas, como fotografías, documentos históricos y una gran colección de camisetas del fútbol uruguayo.

«Hay piezas de todos los campeonatos importantes: una camiseta del primer mundial de fútbol de 1930, pines otorgados a la delegación uruguaya en las Olimpiadas del 28 y un documento firmado por todo el plantel de los campeones del mundo de 1950», detalla.

Una pieza única

El dueño de Zorrilla Subastas no duda en afirmar que la pieza principal de esta puja es la camiseta de un «gran personaje» de la selección uruguaya: el ‘Loco’ Romano.

Asegura que se trata de un artículo «muy interesante» por ser único en el mundo, por el que ya han recibido consultas de museos y grandes coleccionistas de fútbol a nivel mundial, que se mostraron interesados en adquirir una prenda cuyo precio base de venta es de 90.000 dólares.

«Será el público quien decida cuánto vale una pieza tan importante en la historia del fútbol mundial», puntualiza.

La camiseta llegó a él a través de un coleccionista privado, quien a su vez la había adquirido de otro coleccionista que se la había comprado al nieto del jugador: «Sabemos cómo llega, lo que no sabemos es a dónde va a parar».

De las Olimpiadas de 1924 también se ofertan otros importantes artículos, como una de las medallas que les entregaron a los campeones o una de las cigarreras que los uruguayos residentes en la capital francesa obsequiaron a los jugadores de la Celeste, en este caso al capitán de la selección, José Nasazzi.

Otra de las principales leyendas del fútbol también tiene su lugar en la colección: se subasta una camiseta de la Società Sportiva Calcio Napoli temporada 87-88 firmada por Diego Maradona.

«Está autenticada por una empresa americana que es la más importante del mundo en cuanto a certificación de firmas», aclara Zorrilla.

De Uruguay al mundo

Según Zorrila, no es casualidad que la puja se celebre en este momento: «Sabíamos que llegaban los 100 años y era la ocasión en que todo el mundo iba a estar hablando de ese gran triunfo histórico».

Este año se celebra el centenario desde que la Celeste consiguió la primera de sus cuatro estrellas futbolísticas, ya que se considera a los títulos olímpicos de 1924 y 1928 como mundiales obtenidos por haber sido organizados por la FIFA antes de que se celebrase la primera copa del mundo en 1930.

«Sin duda que para Uruguay el gran embajador de los deportes es el fútbol, donde hemos tenido gloria en todos los tiempos (…) Despierta mucho interés a nivel mundial, nos han contactado desde distintos lugares», detalla.

Aunque Zorrilla Subastas es una casa que reúne todo tipo de objetos -alhajas, pinturas o muebles-, su propietario confiesa que una de las temáticas que más les interesa es el fútbol, no sólo por el deporte en sí, sino por la historia que lo acompaña.

Esta es la tercera puja importante a nivel mundial de este tipo que celebran, por lo que considera que ya están posicionados en esta temática pese a la dificultad que supone reunir las diferentes piezas.

«Por suerte todas tienen éxito a nivel internacional, de hecho, siempre trabajamos mucho con público extranjero, pero ésta en particular despierta el gustito del coleccionista de algo muy particular como es el fútbol», señala.

Los compradores saben que son piezas únicas y pueden pasar muchos años hasta que ingresan al mercado, como sucedió con la del ‘Loco’ Romano, que en cien años pasó dos veces de mano en ventas particulares entre coleccionistas.

«Quien quiere una pieza así sabe que este es el momento y estamos seguros que la va a cuidar y apreciar por su valor histórico», concluye.