Denver (EE.UU.) – Veinte años después de la masacre en la escuela de Columbine, en Colorado, en la que dos estudiantes asesinaron a doce de sus compañeros y a un maestro antes de quitarse la vida, los expertos creen que las «lecciones aprendidas» han salvado vidas pero la amenaza y el miedo no cesan.
«Todas las amenazas ahora son tenidas en cuenta, aunque sean vagas», indicó a Efe Phil Weiser, el fiscal estatal de Colorado.
Esta semana, Weiser, el Departamento de Educación de Colorado y el FBI dispusieron el cierre de centenares de escuelas en Denver, capital del estado, tras la alerta que mereció la presencia en el área de Sol Pais, una joven de 19 años que viajó desde el sur de Florida, donde residía, y había confesado su «obsesión» con la matanza en Columbine.
Pais, armada y a la que las autoridades calificaron de «extremadamente peligrosa», fue hallada muerta el miércoles después de una intensa «cacería», como tuiteó el FBI de Denver.
La «obsesión» de Pais la desataron el 20 de abril de 1999, poco después de las 11.00 hora local (17.00 GMT), Eric Harris, de 18 años, y Dylan Klebold, de 17, quienes ingresaron a la escuela secundaria Columbine y colocaron bombas.
Los artefactos no explotaron pero minutos después los jóvenes abrieron fuego de manera indiscriminada y luego se suicidaron. El suceso, en su momento considerado el peor tiroteo en una escuela estadounidense, se saldó con quince muertes, incluidos los dos autores de la masacre, y 24 heridos de gravedad.
Ese día, la Policía tardó 47 minutos en entrar al establecimiento y la situación se declaró «controlada» recién cinco horas después.
«La violencia en las escuelas es un problema complejo que exige una solución completa», expresó Weiser, quien enfatizó que esa solución debe fundamentarse en «mejores prácticas» y en «programas basados en evidencia», así como «herramientas valiosas que funcionen en el mundo real».
El funcionario estima que aun muchas escuelas de Colorado y del resto del país carecen de «planes concretos» para prevenir nuevos ataques, y aunque la violencia ha sido «mitigada» a raíz de nuevas medidas en casos de tiroteos, las masacres han continuado.
Así lo demuestra la última de ellas ocurrida en febrero de 2018 en la secundaria Marjory Stoneman Douglas, en Parkland (Florida), con 17 muertos.
Weiser resaltó que en la actualidad las autoridades estatales cuentan con «un sofisticado sistema de seguridad escolar» que solo en 2018 ayudó a tratar 692 amenazas de ataques en Colorado, además de impedir 2.786 casos de suicidios en escuelas del estado.
En total, se estima que desde el año 2004 han sido abordadas unas 1.500 amenazas en Colorado, la más reciente registrada el pasado 20 de marzo cuando autoridades del Condado de Jefferson (donde se ubica Columbine) recibieron la alerta de un posible ataque a una escuela local, el cual activó el protocolo de respuesta y logró «controlar» la situación.
A partir de Columbine, las nuevas medidas se han intensificado y los agentes policiales de Colorado cargan ahora planos de todas las escuelas y algunas puertas pueden abrirse o cerrarse a distancia.
Por su parte, los 1.700 estudiantes que asisten a clases en esa escuela secundaria reciben entrenamiento para detectar conductas peligrosas, mientras que los alumnos «riesgosos» deben presentarse todos los días con el personal de seguridad, asistir a terapia y usar mochilas transparentes.
En fechas como estas, las autoridades locales redoblan la alerta ante la amenaza de émulos de los autores de la masacre que buscan seguirle los pasos, como se presume quería hacer Pais.
De acuerdo a una nota del Condado Jefferson, el aniversario de la masacre de Columbine ha incrementado de una «manera perturbadora» el interés por este centro escolar, al que han aparecido en los últimos 30 días unas 150 personas ajenas a la escuela, algunas de ellas con intención de tomar fotografías.
Y es que antecedentes hay. En 2012, un joven de 16 años fue a la escuela Columbine pidiendo una entrevista para el periódico de su propia escuela y poco tiempo después fue arrestado en Utah tras descubrirse que planeaba un ataque en su centro educativo.
En enero pasado, gracias a una denuncia anónima el FBI detuvo a Elizabeth Lecron y a su pareja, Vicent Armstrong, ambos de 23 años, al comprobarse que habían planificado «una masacre a gran escala» en honor a los asesinos de Columbine y de la iglesia en Charleston, Carolina del Sur.
A pesar de los «protocolos de respuesta rápida» ante actos violentos y de las medidas de prevención creemos que «solamente hemos eliminado el 30 % de los incidentes de violencia escolar», dijo esta semana en una conferencia Beverly Kingston, directora del Centro de Estudios para la Prevención de la Violencia (CSPV).
«Las soluciones no son simples y su implementación tarda mucho en llegar», agregó la directora de este centro de la Universidad de Colorado, en Boulder. Francisco Miraval