Buenos Aires – A siete meses de la muerte del astro del fútbol Diego Maradona, la Justicia argentina investiga a siete personas vinculadas a sus cuidados médicos que están imputadas por un presunto «homicidio simple con dolo eventual» y que niegan su responsabilidad.

El neurocirujano Leopoldo Luque; la psiquiatra Agustina Cosachov, el psicólogo Carlos Ángel Díaz; la médica que coordinaba los cuidados domiciliarios Nancy Forlini; el coordinador de los enfermeros Mariano Perroni y los enfermeros Ricardo Omar Almirón y Dahiana Gisela Madrid están imputados por este delito que tiene penas de 8 a 25 años de prisión.

Cinco de ellos ya declararon en los últimos días ante la Justicia y negaron tener responsabilidad en la muerte del astro.

LA MUERTE DEL ASTRO

Maradona padecía problemas de adicción al alcohol, había sido ingresado en una clínica de La Plata el 2 de noviembre de 2020 por un cuadro de anemia y deshidratación y un día después fue trasladado a un sanatorio de la localidad bonaerense de Olivos, donde fue operado por un hematoma subdural.

El 11 de noviembre recibió el alta hospitalaria y se trasladó a una casa en un barrio privado de las afueras de Buenos Aires, donde falleció el 25 de noviembre.

RESULTADOS DE LA AUTOPSIA

La autopsia al cuerpo del excapitán y exseleccionador de Argentina determinó que murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada».

También descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada».

LA RESOLUCIÓN DE LA JUNTA MÉDICA

La junta conformada por la Justicia argentina para investigar la posible negligencia médica en la muerte de Maradona concluyó que el desempeño del equipo de salud fue «inadecuado, deficiente y temerario».

Además, afirma que «fueron ignorados los signos de riesgo de vida que presentaba el paciente» y que Maradona «debería haber sido evaluado en profundidad de su riesgo cardiovascular y posibles cardiopatías» porque tenía una «historia previa de insuficiencia cardiaca».

LOS IMPUTADOS

– Leopoldo Luque: coordinó el equipo médico que lo operó del hematoma subdural el 3 de noviembre de 2020. Señalado por allegados y familiares como el médico de cabecera de Maradona, aunque él lo niega y asegura que el astro solo le hacía caso porque lo veía como «un amigo».

– Agustina Cosachov: es la psiquiatra que estuvo a cargo de sus medicamentos y de, según se desprende de los mensajes filtrados por la prensa, coordinar con Luque el trabajo del equipo médico.

– Carlos Díaz: es el último psicólogo que tuvo. Era el médico que más determinaciones tomaba después de Luque y Cosachov.

– Nancy Forlini: era la empleada de la empresa de medicina prepaga que coordinaba los cuidados domiciliarios.

– Mariano Perroni: era el coordinador de los enfermeros.

– Dahiana Gisela Madrid: es la enfermera que estaba en la casa cuando falleció Maradona.

– Ricardo Almirón: es el enfermero que estuvo en la casa la noche previa al deceso de Maradona. Fue la última persona en verlo vivo.

LOS ACUSADOS NIEGAN RESPONSABILIDAD

Perroni fue el primero en declarar. Dijo que solicitó a sus superiores la historia clínica de Maradona y que no se la otorgaron. También aseguró que pidió «un monitor cardíaco, un tubo de oxígeno, un desfibrilador, prolongadores y sueros» pero que se los negaron.

Sostuvo que vio a Maradona con vida la noche previa a su muerte, que le dio la medicación correspondiente y le tomó los signos vitales. Declaró que a las 6.30 lo vio «de lejos desde la puerta» y se retiró. Según él, informaba sobre la salud de Maradona a su jefe Perroni, a Forlini y a Cosachov.

La segunda en declarar fue la enfermera Madrid, que pidió ser sobreseída.

Su abogado, Rodolfo Baqué, dijo en rueda de prensa que Madrid «habló doce horas en su vida con Maradona».

«Todos los médicos tratantes y todas las personas del círculo que vivía en la casa, más Maradona, le prohibieron tratarlo», aseguró.

Según Baqué, Madrid «solamente le suministraba la medicación psiquiátrica».

Luego declaró Perroni, el coordinador de los enfermeros.

Su abogado, Miguel Ángel Pierri dijo a la prensa que la función de Perroni era «armar el equipo de enfermeros y verificar que cumplieran los turnos».

«Las directivas médicas dependen del personal médico, (Perroni) nunca tuvo un protocolo sanitario de medicina para cumplir. Perroni nunca entró a la casa, no conoce a Maradona y nunca estuvo en contacto con él», sostuvo el letrado.

Pierri aseguró que su defendido no daba «indicaciones sobre el accionar médico» y sostuvo que eso era responsabilidad de «los tratantes tanto de salud mental como los médicos».

La cuarta persona en declarar fue Forlini, coordinadora de la empresa de medicina prepaga.

Según los medios locales, Forlini presentó un escrito en el que responsabiliza a Luque y Cosachov por ser los «médicos personales» de Maradona y aseguró que ellos son los que tomaban «todas las decisiones» y que «nunca» le pidieron que la empresa de medicina prepaga tomara las medidas propias de una internación domiciliaria.

«Yo recibo el día de la externación la solicitud de cuidados domiciliarios y el diagnóstico era: postoperatorio por hematoma subdural. Nunca recibí un pedido de internación domiciliaria», dijo en su escrito, publicado por el diario Página 12.

El quinto y último imputado en declarar fue Díaz, el psicólogo.

Díaz se acercó a Maradona a través de Matías Morla, abogado y amigo del exfutbolista que mantiene un pleito mediático y judicial con dos de las hijas de ‘Pelusa’: Dalma y Gianinna Maradona.

Se lo acusa de «manipular» a la familia del astro del fútbol y de ocultarles «la información relativa al verdadero cuadro de salud» de Maradona, algo que evitó que «ajenos al equipo médico hubieran podido adoptar medidas tendientes a revertir las falencias» en el cuidado del exseleccionador argentino.

Díaz asegura que «su intervención en ningún modo pudo haber influido en la muerte de Maradona», aclaró ser un especialista en adicciones» y calificó su tratamiento como «exitoso» porque la autopsia determinó que el astro del fútbol no tenía alcohol o drogas (no prescritas) en su cuerpo cuando falleció.