Madrid – La situación de los desplazados por distintas causas en América «se está haciendo más compleja», asegura a Efe el alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi.

Tras participar en Madrid en un acto para conmemorar los setenta años de la convención que en 1951 creó el Estatuto de los Refugiados, el italiano aborda en una entrevista la problemática migratoria en regiones como América.

América Latina es «un área muy complicada», comenta, pues a las crisis de Venezuela o de Centroamérica se suman otras como las de Haití o Nicaragua.

Hay alrededor de 16 millones de refugiados en otros países o desplazados internos en el suyo propio en América. Más de cinco millones son venezolanos, una cifra solo superada por los sirios, que han salido de su país hacia otros del continente o europeos, mientras que Centroamérica tiene cerca de un millón de desplazados en distintas naciones.

UN ENFOQUE CONJUNTO

El alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Filippo Grandi

Muchos de los desplazados dentro de sus países o que migran a otros lo son por la violencia, como la que ejercen distintas bandas, incluidas las que tienen detrás al narco, apunta el responsable de Acnur desde 2016.

Eso fuerza a muchos a unirse a caravanas que intentan llegar a Estados Unidos a través de México. En otros casos, se debe a la situación política, como Venezuela y cada vez más Nicaragua, donde las elecciones del domingo que dan a Daniel Ortega un nuevo mandato, que no reconoce gran parte de la comunidad internacional, pueden provocar más migrantes hacia países vecinos como Costa Rica.

Los desplazamientos también se deben a la falta de trabajo por la crisis derivada de la pandemia, en casos como Brasil.

La combinación de todos estos factores hace que en América Latina haya un escenario «realmente complicado», cuya solución no es fácil, pues hay que ir a la raíz del problema, advierte.

«Un enfoque regional, no país por país», ayudará para enfrentar esta problemática, asevera.

Como ejemplo cita el Marco Integral Regional para la Protección y Soluciones, una iniciativa pionera que Acnur desarrolla en Centroamérica, que cada vez tiene más apoyo de países de la región y de donantes como España o Estados Unidos.

Este marco contribuye a que los sistemas nacionales de asilo sean eficientes, a establecer mecanismos de recepción adecuados en países de tránsito, a la mejora de las condiciones en las naciones de origen para retornos seguros, vías para una migración segura y ordenada, o a una respuesta regional para los refugiados más efectiva, en base a una solidaridad y responsabilidades compartidas en la región.

Grandi recalca que los países de la región necesitan actuar juntos en casos como los de Haití para realmente poder ayudar a los desplazados.

Muchos haitianos son expulsados sin evaluar si requieren protección internacional ni respetar sus derechos humanos fundamentales, obligándoles a un retorno forzado pese a huir de un país donde la violencia, la pobreza o desastres naturales, como el terremoto del pasado agosto, castigan a millones de personas.

MIGRANTES DEL CLIMA

Grandi está estos días en Europa mientras en la ciudad escocesa de Glasgow se desarrolla la cumbre mundial de clima COP26. Todo el mundo es consciente de que urgen soluciones a la emergencia climática, recuerda el alto comisionado.

Esta emergencia climática es una causa añadida a las crisis migratorias, subraya, pues obliga a miles de personas a dejar sus casas.

América Latina es considerada una de las zonas más vulnerables, con más riesgo de «migrantes del clima», como ya se les denomina desde hace algún tiempo.

Grandi alerta de los efectos no solo por desastres naturales, sino también indirectos, pues el cambio climático reduce recursos y en países pobres las comunidades más necesitadas empiezan a pelear entre ellas, como por ejemplo en el Sahel en África, y esta pelea genera desplazamientos forzados.

El alto comisionado concluye mencionando que, si bien la convención que conmemora sus setenta años no es joven sí es «muy fuerte», porque «salva vidas», e incluso la respetan países que no la han firmado. Filippo Grandi defiende «lo poderosa que es» en un mundo con cada vez más refugiados que sin ella estarían aún más indefensos.

Los refugiados y desplazados internos superan los 82 millones en el planeta, según el informe de Acnur de 2020, un 4 por ciento más respecto al año anterior.