Addís Abeba.– La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha recuperado el acceso a dos campamentos, Mai Aini y Adi Harush, donde se refugian eritreos en la región etíope de Tigray, después de que el conflicto en la zona impidiera el acceso a su personal desde el 13 de julio, informó hoy el organismo.

«La entrega de la asistencia que se necesitaba con urgencia se reanudó el 5 de agosto para los 23.000 refugiados en ambos campamentos», dijo en una conferencia de prensa en Ginebra Boris Cheshirkow, portavoz de esta agencia de las Naciones Unidas.

A estos dos campos, situados en el oeste de Tigray -una zona donde ha habido combates en las últimas semanas- huyeron parte de los 20.000 refugiados eritreos que vivían en los campos de Shimelba y Hitsats, completamente destruidos en los primeros meses del conflicto.

Según ACNUR, el acceso humanitario a Tigray, cuyo bloqueo denuncian organizaciones humanitarias desde el inicio del conflicto, mejoró la semana pasada y 12 camiones que transportaban ayuda de emergencia llegaron a Mekele, la capital de la región.

Los refugiados se enfrentan a «condiciones extremas» por la falta de servicios básicos como la atención médica y por la escasez de agua potable, lo que ha llevado a la agencia a solicitar su traslado al nuevo campo de Alemwach, que está siendo finalizado en la localidad de Dabat, en la vecina región de Amhara, cuyas fuerzas combaten también con los rebeldes tigriñas.

Desde el 4 de agosto, ACNUR, junto con la Agencia para Asuntos de Refugiados y Retornados (ARRA) de Etiopía y la etíope Organización para Mujeres Autoempleadas (WISE), ha proporcionado documentos de identificación con una validez de tres años a los refugiados eritreos que huyeron de los campos destruidos hacía la capital, Adís Abeba, para que puedan tener acceso a servicios.

La guerra entre el Gobierno central y la norteña región de Tigray comenzó el pasado 4 de noviembre, cuando el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, lanzó una ofensiva contra el Frente Popular de Liberación Tigray (FPLT) -que gobernaba la región hasta entonces- tras una escalada durante meses de las tensiones políticas y en represalia por un ataque contra una base militar federal.

El conflicto se ha expandido a otras regiones que bordean Tigray y, según estimaciones de las autoridades locales y de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA), unas 100.000 personas en Amhara (al sur y al oeste) y 70.000 en la región de Afar (este) se han visto forzosamente desplazadas.

Desde el inicio de la guerra, miles de personas han muerto, cerca de 2 millones se han visto desplazadas internamente en la región y al menos 75.000 etíopes han huido al vecino Sudán, según datos oficiales.

Además, la ONU alertó a principios de julio de que ya hay unas 400.000 personas en condiciones de hambruna en Tigray y otras 1,8 millones al borde de ella.