Tegucigalpa – El silencio y el miedo paralizan a las mujeres y niñas en Honduras, víctimas de agresiones sexuales, un mal que cada día se acentúa.

-El hostigamiento o acoso sexuales como se le conoce comúnmente al acto ilícito seguirá al alza, advierte, abogado Mario Díaz.

– “Inicia en un hostigamiento o acoso y termina en un abuso”, señala la psicóloga clínica y sexóloga, Isis Romero.

Recientemente la diputada del Partido Libertad y Refundación (Libre) Fabia Orellana denunció haber sido acosada sexualmente por un colega de su mismo partido.

El hecho se registró en un hotel de la ciudad de Choluteca, sur del país, ciudad a donde se trasladaron las sesiones el Congreso Nacional, con ocasión de los 242 años del nacimiento -el 22 de noviembre de 1777- del prócer José Cecilio del Valle.

La parlamentaria Orellana identificó a su compañero de bancada que intentó abusar de ella como Carlos Alberto Ferrufino, quien al parecer estaba en estado de ebriedad, según relató.

La diputada dijo que, al concluir la jornada parlamentaria, ella junto a un grupo de congresistas decidieron cenar y departir en un restaurante, ya de regreso se encontró con su colega Ferrufino en la recepción del hotel, éste la siguió hasta su habitación y al abrir la puerta, él ingresó a la misma y se acostó en la cama.

«Le dije que saliera de mi habitación y él me dijo aquí me voy a quedar con vos (…), estuvo un rato queriéndome convencer de que se iba a quedar durmiendo conmigo», afirmó.

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Leyes en pañales

Orellana en conversación con Proceso Digital dijo que ella interpuso la denuncia a través del Tribunal de Honor de su partido y será este ente el encargado de definir una sanción al diputado que puede ser expulsión o inhabilitarlo y no poder participar en el próximo proceso electoral.

“Las leyes todavía están en pañal y entiendo el caso de cada una de las mujeres que no interponen las denuncias porque el sistema está en contra de la mujer, son irrisorias las penas para castigar a un agresor en este tipo de delitos, pero pese a ello las mujeres no debemos de callar y denunciar”, detalló.

Señaló que en el Congreso Nacional las mujeres diputadas no pueden hacer casi nada porque es un parlamento machista y se protegen entre ellos, no van a votar por una iniciativa de ley que los perjudique, sostuvo.

Agregó que “no estamos de acuerdo con ningún tipo de agresión contra la mujer, lamentablemente vivimos en un sistema patriarcal donde prácticamente la víctima es la que sale siempre perjudicada y no el que comete el hecho”.

La legisladora hizo un llamado a la mujer hondureña a ser más solidaria con el mismo género y que cuando haya un acto donde se vea perjudicada su integridad física o emocional no se debe de callar.

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Es estigma que detiene la denuncia

Mario Díaz

El Coordinador de Tribunales de Sentencia, Mario Díaz, explicó que   existen tabúes relacionados a este tipo de delitos porque muchas veces se cree que la mujer provoca las agresiones sexuales y que es ella misma la que está generando la acción. Este aspecto provoca que cuando ocurre una agresión sexual, cualquiera que sea desde violación u otra, la mujer renuncia a denunciar el hecho.

“Hay mucha resistencia, renuencia para que la propia mujer denuncie el caso y hablamos de lesiones que muchas veces son graves, donde la mujer se ve contenida a no denunciar por el mismo estigma social que hay”, comentó.

Agregó que hay incomprensión sobre el tema en la sociedad y es por eso que la mujer que es violentada sexualmente decide callar. Las mujeres en Honduras, – dijo – no quieren ver sus casos expuestos a la luz pública, les da miedo ventilarlos abiertamente por el repudio que puedan provocar los hechos en la sociedad, verse envueltas en el escándalo y exponerse a que no se les crean sus denuncias.

El juez Díaz manifestó que las personas que son víctimas de este flagelo tienen miedo a denunciar más cuando el agresor es de un alto nivel político, social, económico, o de jerarquía laboral. En estos casos la tendencia a no denunciar por miedo a perder el trabajo o el prestigio social se acentúa.

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Cifras oscuras en ascenso

En torno a los registros de abusos y delitos sexuales contra mujeres y niñas, el togado Díaz externó que son pocos los casos que están judicializados en relación con la cantidad de hechos, generalmente lo que se denuncia son violaciones o actos de lujuria, pero en casos de hostigamiento sexual son muy pocos, sostuvo.

Agregó que las penas que existen son mínimas, el denunciado se puede defender en libertad ya que se emiten medidas distintas a la prisión y pagan una fianza ya que son condenas menores de los cinco años, detalló.

Para el funcionario judicial, el hostigamiento sexual tiende a aumentar, pero existe una cifra oscura de las denuncias no formuladas ante las autoridades. Díaz estimó que cada vez se incrementan más las agresiones contra mujeres, pero el miedo les paraliza a actuar.

“Este flagelo ocurre en diferentes sectores, pero en el sector público es muy frecuente porque muchas veces desde el punto de vista laboral la jerarquía hace que la víctima sea intimidada y es por ello por lo que se da con más frecuencia, también se da en la zona rural y urbana, y en ambientes de primacía uno sobre otro”, comentó.

La única forma que estos espacios pueden ser controlados es con la denuncia, para que los agresores vean que no están por encima de la ley, opinan los expertos.

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MP llama a denunciar

Lorena Cálix

La portavoz del Ministerio Público, Lorena Cálix dijo que la gama de hostigadores sexuales varía, sin importar profesiones u oficios.

Cálix aseguró que son pocas las denuncias sobre hostigamiento sexual que tiene registradas la Fiscalía y cada una de ellas se les brinda la atención y la investigación respectiva. El delito de hostigamiento sexual generalmente se da entre docentes y alumnos, entre jefes de unidad, departamentos, dependencias y subalternas, de acuerdo con los registros en poder de las autoridades.

“Hemos documentado algunas denuncias de hostigamiento sexual de instituciones sanitarias entre un guardia de seguridad y una subalterna, también un grupo de mujeres denunció al excoordinador del Ministerio Publico en Comayagua por hostigamiento y se presentó el requerimiento fiscal”, recordó.

Según Cálix las víctimas no denuncian por temor a perder su trabajo porque son madres solas y tienen que mantener a sus hijos o son estudiantes que cursan el último año y en otros casos tienen temor al victimario porque pueden ser amenazadas de diferentes formas.

Investigar el delito de hostigamiento no resulta fácil y probarlo se vuelve complejo, pues son pocas las personas que quieren atestiguar, afirman las autoridades fiscales.

Sugirió a las mujeres ofendidas denunciar para darle seguimiento a los casos y que los casos puedan concluir con una investigación y un procedimiento legal.

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Inicia con acoso y termina en abuso

Isis Romero

La psicóloga clínica y sexóloga, Isis Romero explicó a Proceso Digital que Honduras está a años luz para hablar de una sociedad justa, equitativa, donde se vea a la mujer en su justa dimensión y no como un objeto sexual.

“Pensamos que tocar a una persona o decirle frases sexistas es una manera de enamorar, pero es todo lo contrario, esto es considerado como un tipo de abuso sexual muy normalizado en la sociedad”, dijo.

Señaló que el acoso sexual es el primer peldaño para llegar a un abuso, estamos conscientes de la alta incidencia de abusos sexuales que se viven a diario en el país.

“Nos toca alzar la voz, educar a la población que una palabra, un acto puede convertirse en un acoso sexual”, enfatizó la psicóloga.

Apuntó que la educación sexual debería de ser una materia obligatoria en el sistema educativo nacional desde los niveles básicos hasta el universitario, “es por ello por lo que se tiene que sensibilizar el tema, los medios de comunicación, la iglesia debe de promover el respeto a la dignidad humana, entre más conocimiento tiene una persona sobre el tema tomará los correctivos para denunciar”.