Tegucigalpa – El activismo político aprovechado por personas que buscan beneficiar únicamente su imagen o la de su partido se ha convertido en la actividad que sigue empañando la caravana de migrantes centroamericanos que busca refugio en Estados Unidos.

-Los migrantes utilizan la caravana para desplazarse de forma segura a través de México, un país peligroso para quienes migran de forma irregular.

En ese sentido, Walter Coello, hondureño de 41 años, fue deportado desde México el pasado jueves 8 de febrero. Llegó a San Pedro Sula, en Honduras a bordo de un avión comercial de la compañía Aeroméxico. Junto a él viajaban dos agentes migratorios.

Este hondureño fue arrestado una semana antes, el viernes 1 de febrero, a inmediaciones del río Suchiate, que separa Guatemala y México, señalado de ser un organizador de la caravana.

Su situación actual es confusa; ha sido deportado, pero no tiene causas pendientes en México ni en Honduras. Tampoco la prohibición de ingresar a territorio mexicano. Así que puede regresar cuando lo desee. Eso mismo fue, según relata, lo que le dijeron los propios agentes que le custodiaban.

Según su testimonio, él fue detenido por ser identificado como un organizador de la caravana de migrantes que partió desde la ciudad de San Pedro Sula el pasado 13 de octubre de 2018.

Este inmigrante permaneció una semana aislado antes de ser deportado justamente a la ciudad donde se originó la caravana migrante.

Coello no era el único activista detenido y aislado durante esta semana. Aunque no lo sabía cuándo estaba encerrado. El 1 de febrero fue arrestado un joven identificado como David Cueva Ramírez. Las autoridades mexicanas no comunicaron su detención. Por eso, Pueblo Sin Fronteras, organización que acompaña a los migrantes en su tránsito hacia Estados Unidos, lo denunció como desaparecido.

Este hondureño de 25 años es también un conocido acompañante de migrantes. Estaba, por ejemplo, cuando miles de centroamericanos tomaron el puente Rodolfo Robles, entre México y Guatemala, el 19 de octubre de 2018.

Tras varios días de incertidumbre, el 8 de febrero se conoció su paradero: había sido detenido por agentes de migración, encerrado en la Estación Migratoria Siglo XXI, aislado y deportado a San Pedro Sula. Y eso que es poseedor de una tarjeta de residencia permanente, lo que en principio imposibilita que sea deportado, señalan reportes de prensa de la nación azteca.

El testimonio de Cueva Ramírez habla de interrogatorios sobre su labor con los migrantes y preguntas acerca de la organización de Pueblo Sin Fronteras. Esta organización interpuso una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México en la que denunciaban “las deportaciones irregulares” y la “política de criminalización e intimidación” de los defensores de Derechos Humanos.

Las expulsiones de Coello y Cuevas, calificadas de “irregulares” por los activistas, vienen en un contexto complejo.

No obstante, esta no es la primera vez que México persigue a defensores de los migrantes en los últimos meses, aunque sí la primera ocasión que ocurre después de que tomase posesión López Obrador.

En octubre, por ejemplo, Irineo Mujica, presidente de Pueblo Sin Fronteras, fue arrestado en Tapachula un día antes de que el éxodo centroamericano se plantase en la frontera. Aquella caravana demostró que se trata de un fenómeno global: tres días antes, Bartolo Fuentes, exdiputado de Libertad y Refundación (Libre) que había acompañado la caravana desde San Pedro Sula, fue arrestado y deportado en Guatemala.

Con base en lo anterior, la organización Pueblo Sin Fronteras interpuso una queja ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México en la que denunciaban “las deportaciones irregulares” y la “política de criminalización e intimidación” de los defensores de derechos humanos.