Migrantes hondureños caminan hacia la frontera entre Honduras y Guatemala en la ciudad occidental de Ocotepeque (Honduras). EFE/Gustavo Amador/Archivo

Tegucigalpa – Honduras hará el «trabajo sucio» a Estados Unidos tras firmar un acuerdo migratorio de asilo, pacto que tiene varios temas en juego y plantea problemas económicos y de seguridad para el país centroamericano ante su debilitada economía, indicaron expertos locales.

En declaraciones a Efe, el analista hondureño, Raúl Pineda dijo que el Gobierno de Honduras no podía negarse a la petición de Estados Unidos de colaborar a atajar la migración irregular desde Centroamérica, al igual que Guatemala y El Salvador.

El documento fue rubricado el miércoles por el secretario de Seguridad Nacional en funciones de EE.UU., Kevin McAleenan, y el canciller de Honduras, Lisandro Rosales, en un acto al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York.

El territorio hondureño es utilizado como país de tránsito por migrantes indocumentados, en su mayoría suramericanos y africanos, que intentan llegar a Estados Unidos.

Los migrantes que lleguen a Honduras se enfrentarán con «una valla de contención» que buscará limitar su capacidad de avanzar hacia suelo estadounidense en busca de una mejor vida bajo una solicitud de refugio, señaló.

Uno de los temas de debate a este convenio es quién va asignar los recursos para garantizar los derechos básicos, como la alimentación, la educación, la vivienda o un trabajo, de los miles de migrantes.

En opinión de Pineda, el asilo no es la mejor figura que se puede conceder a los «migrantes económicos» y considera que Honduras, donde la pobreza afecta a más del 60 % de su población, se precipitó al no imponer condiciones sobre la concesión de recursos para atender a esas personas.

«Países pequeños están resolviendo el problema migratorio de Estados Unidos», enfatizó el analista, que tildó de «imposición» el acuerdo migratorio.

Estados Unidos ya ha firmado pactos con El Salvador, Guatemala y Honduras para limitar la concesión de asilo a los indocumentados con los tres países que forman el Triángulo Norte de Centroamérica, de donde proceden la mayoría de los inmigrantes que llegan a su frontera.

Pese al acuerdo, del que no ha trascendido detalles, Pineda cree que la migración hacia EE.UU. continuará, pero los migrantes tendrán que pagar mucho más a los traficantes de personas, conocidos como «coyotes».

Según un comunicado del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), el acuerdo con Honduras busca «ampliar las iniciativas bilaterales para enfrentar la migración irregular a través de América Central».

El DHS destacó que «una vez que el acuerdo entre en vigor, mejorará aún más la capacidad de asilo y protección en Honduras» y agregó que allanará el camino «para aumentar la colaboración entre los dos países en temas claves».

Otro analista hondureño, Graco Pérez, coincidió con Pineda en señalar que el acuerdo es una imposición de EE.UU. a Honduras y el reflejo de que su país no tiene una política migratoria clara.

El acuerdo evidencia además que el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) «no ha funcionado» porque El Salvador, Guatemala y Honduras negociaron con Estados Unidos de forma independiente y no de manera conjunta, dijo Pérez a Efe.

Destacó además la necesidad de hacer «un replanteamiento total» del acuerdo firmado por Honduras, país que no puede suplir las necesidades para los hondureños y que, por tanto, le será difícil atender a los migrantes.

Los países del Triángulo Norte, coinciden los analistas, deben buscar relaciones con nuevos socios estratégicos que contribuyan a que las naciones no dependen de la política exterior de EE.UU.

La presión de la migración causará un incremento de los índices de pobreza y exclusión en Honduras, así como de la tasa de criminalidad, por lo que los expertos creen que el país debe «renegociar» los recursos para garantizar los derechos a los migrantes.

En opinión del Comisionado hondureño de Derechos Humanos, Roberto Herrera, el respeto a la dignidad de los migrantes debe ser fundamental en la relación entre su país y EE.UU.

Herrera dijo a Efe que no conoce el contenido del acuerdo migratorio pero recordó que el Gobierno tiene la obligación de dar una respuesta sobre la forma en que atenderá las necesidades de las personas migrantes.

Garantizar los derechos a los migrantes implica, según Herrera, que el Estado asigne recursos, aunque reconoció que el país no puede dar un mejor estatus a los indocumentados extranjeros debido a que sumido en la pobreza.

Analistas y políticos han indicado que el acuerdo migratorio debe ser aprobado por el Parlamento hondureño para su entrada en vigor.