Fotografía que muestra a miembros de la Guardia Nacional de California mientras hacen guardia desde lo alto de una montaña para vigilar la frontera con México. EFE/Archivo

Washington – Unos nunca fueron identificados y otros salieron convertidos en un registro forense del desierto. Ahora han sido rescatados del olvido por una exhibición que ha transformado en etiquetas los nombres de miles de inmigrantes fallecidos en la frontera con México.

A primera vista, miles de pedazos de papel colgados sobre un espacio no permiten advertir la magnitud de la propuesta. De cerca esas papeletas se convierten en 3.034 etiquetas -similares a las usadas en la morgue para identificar en el pie a los cadáveres- que se corresponden con cada inmigrante muerto durante la travesía por el lado nacional del desierto de Sonora.

Así puede describirse «Hostile Terrain 94», una muestra que combina la antropología y el arte, y que busca sobre todo que el espectador interactúe con la realidad de una frontera en la que se han apagado miles de intentos de alcanzar el codiciado sueño americano.

El proyecto, pensado para ser itinerante y que lidera el antropólogo de la Universidad de Michigan Jason De León junto al fotógrafo Michael Wells y la artista y curadora Lucy Cahill, utiliza la base de datos que la organización Humane Borders ha recopilado desde el año 2000 con estadísticas de los inmigrantes fallecidos en el linde.

«Tenemos un mapa muy grande con todo el desierto (de Sonora) y el mapa tiene cuadrados, y dentro de cada cuadrado hay como unos puntos con el numero de casos y cada caso tiene todos los datos para esa persona», explica a Efe De León, un profesor universitario hijo de un mexicano y una filipina para quien el tema migratorio es muy próximo.

La idea es que cada visitante de la exposición participe y pueda «donar» parte de su tiempo en un ensamblaje que puede demorarse hasta 48 horas, ya que cada persona debe rellenar algunas tarjetas con los datos de varios de los fallecidos incluidos en la base de datos.

Por ejemplo, los visitantes «tienen 20, 30 minutos para llenar cinco etiquetas y ponerlas en el mapa», relata De León, quien opina que es «muy poderoso el momento en que una persona tiene la responsabilidad de poner los nombres y todos los datos de los muertos».

El experto destaca que la intención es mostrar a los estadounidenses que existe una crisis humanitaria en la frontera con México, «que tiene mucho tiempo, muchos años».

«Están hablando mucho sobre los centroamericanos, sobre los niños y todo esto, pero nadie está hablando sobre los muertos, los desaparecidos», reflexiona este investigador, quien considera importante enseñar la realidad y el sufrimiento de los migrantes y sus familias.

De León lamenta que unas 1.200 personas fallecidas desde 2000 en el estado de Arizona no hayan sido identificadas, aunque en realidad es mucha más gente la que ha perdido la vida en esta travesía.

«Los números de Texas no los tenemos, porque hay muchas fosas que están llenas de cuerpos y el Gobierno no está checando cuántas personas están en esas fosas, pero también en el desierto sabemos que hay mucha gente que murió en el monte y nunca vamos a encontrar sus cuerpos», comenta.

Al respecto, este catedrático asegura que en distintos experimentos forenses que realizaron desde 2012 descubrieron que un cadáver en el desierto desaparece en apenas 36 o 40 horas.

Sobre el interés por el arte, De León, quien comenzó a abordar este tema recolectando mochilas, abrigos, zapatos y artículos dejados por los migrantes en el desierto de Sonora, lo que dio pie al «Undocumented Migrant Project», cree que se trata de una manera de «traducir los datos antropológicos».

«Soy antropólogo primero, pero me interesa mucho el arte y el poder del arte para impactar al público, porque hay mucha gente que no quiere leer libros, que no quiere leer artículos académicos, que no quieren ver una película, pero en el arte es otra cosa», señala.

La exhibición se presentó en enero en el Phillips Museum of Art de Franklin & Marshall College en Pensilvania, después de un trabajo de cerca de dos meses en el que participaron seis de sus estudiantes rellenando las tarjetas.

Luego irá a otros lugares en el país antes de trasladarse el próximo año fuera del país, para lo que están en busca de aliados en este proyecto.