Denver (CO) – “Las ciudades de todo el país se ven obligadas a lidiar con algo para lo que no estamos equipados”, se quejó el alcalde de Denver, Michael Hancock, al declarar el estado de emergencia en la capital de Colorado tras la llegada masiva de migrantes.

El demócrata dijo que se anticipó el jueves a decretar la medida antes de que se convierta en pocos días en una nueva crisis humanitaria que comienza a notarse en la frontera de Estados Unidos con México, en la que está aumentando de forma descontrolada la llegada de familias, mucha de ellas de Venezuela y Nicaragua.

“Está en un punto de crisis en este momento”, enfatizó el alcalde, quien dijo que no han colapsado en la ciudad gracias a la ayuda de iglesias y organizaciones humanitarias.

Hancock subrayó que de 40 a 170 personas llegarán a Denver cada noche en una avalancha que dijo no saber cuándo se detendrá.

Muchos de ellos son venezolanos y llegaron a la ciudad por cuenta propia o ayudados por organizaciones y desconocen qué van a hacer o a dónde ir.

Además hacen parte de la migración en masa que está aquejando por ahora a El Paso (Texas), a donde llegaron en una sola noche, el domingo pasado, unos 1.500 migrantes de una caravana.

Mario D’Agostino, subdirector municipal de El Paso, indicó que esa ciudad podría ver hasta 5.000 detenciones de migrantes diarias cuando se levante a partir del próximo miércoles y por orden de un juez el Título 42, que desde 2020 expulsa de inmediato a los migrantes en la frontera.

Estas familias, que han tenido que dormir en la calle o las terminales terrestres y aéreas de transporte de El Paso, se están empezando a trasladar a otras ciudades como Denver y Dallas, y otra más lejanas que incluyen Chicago y Nueva York.

SIN SIQUIERA UNA DUCHA

Centenares de esos migrantes llegados a Denver solicitaron este viernes ayuda de las autoridades locales y de la comunidad en sus redes sociales y en medios de comunicación para encontrar alojamiento y trabajo en esta ciudad, tras agotarse la ayuda inicial que habían recibido.

A pesar de que la municipalidad abrió dos albergues temporales y a pesar de la colaboración de varias organizaciones religiosas o sin fines de lucro (incluyendo la Iglesia Ciudad de Dios y el centro Casa de Paz), muchas de las familias recién llegadas carecen de necesidades básicas, como ropa de invierno o incluso un lugar adecuado para asearse.

“Se necesita capacidad adicional para garantizar que se satisfagan las necesidades básicas y garantizar que la ciudad no experimente una crisis humanitaria por mantener a cientos de migrantes sin hogar desplazados en nuestra ciudad”, enfatizó la alcaldía de Denver.

Específicamente pidió a los residentes que donen ropa interior nueva, camisas de manga larga, pantalones, calcetines, sudaderas, zapatillas cerradas y, ante todo, abrigos de invierno.

La urgencia para obtener ropa invernal se debe a que se anticipa que dentro de una semana llegará un frente frío a Colorado provocando la primera tormenta de nieve severa de la temporada y causando que las temperaturas se mantengan bajo cero.

La alcaldía local estima que hasta el momento destinó unos 800.000 dólares en fondos de emergencia para ayudar a unos 900 inmigrantes, la mayoría de ellos de Venezuela.

Hancock además pidió ayuda del gobierno federal para continuar asistiéndolos.

Mientras tanto, las iglesias metodistas de la Conferencia Mountain Sky, que agrupa a las congregaciones de esa denominación en los estados de las Montañas Rocosas, iniciaron esta mañana su propia campaña de ayuda a los inmigrantes.

“Estamos buscando un espacio climatizado de más de 2.000 metros cuadrados con algunas de las siguientes comodidades, incluyendo espacio abierto para literas o catres, baños, instalaciones de cocina o cocineta, duchas, servicios de lavandería y salas pequeñas para grupos familiares o personas con condiciones médicas”, explicó Betty Nguyen, directora de ministerios multiculturales de esa organización.

A la vez, las autoridades locales anticipan que unos 400 nuevos inmigrantes podrían llegar desde hoy y durante el fin de semana, por lo que el alcalde Hancock declaró como “prioridad” el “mantener alimentados y fuera de la calle” a esos inmigrantes.