Tegucigalpa – La ambición de poder ha generado este mundo injusto y duramente competitivo, cuestionó este domingo la Iglesia Católica durante la homilía celebrada en la catedral metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, por el cura párroco, padre Juan Carlos Martínez.
-La ambición de poder y de dinero, sigue haciendo que el mundo se divida en pueblos ricos y en pueblos pobres, criticó el prelado.
–Esa ambición ha dejado millares de cadáveres en la cuneta, arrastrando a nuestro planeta a la destrucción, a la pobreza y la guerra, apuntó.
En el décimo noveno domingo del tiempo ordinario, Martínez se refirió al pasaje bíblico donde Santiago y Juan quienes le pidieron a Jesús sentarse a la derecha y la izquierda del Señor, lo que calificó como una ambición de poder.
Agregó que la escena del evangelio de hoy es un muestrario de la condición humana, el deseo de ser los primeros, la ambición de poder, los celos, las envidias, la competitividad.
“Por qué tenemos que ser los primeros”, se preguntó al tiempo que aludió al creador del sicoanálisis Sigmund Freud, quien afirmó que el placer sexual es la ambición más fuerte y determinante de la conducta humana.
Asimismo, citó a otro gran sicoanalista, Albert Bandura, quien aseveró que la ambición humana más fuerte es la voluntad del poder.
“Ciertamente, la ambición de poder y de dinero, sigue haciendo que el mundo se divida en pueblos ricos y en pueblos pobres, dejando millares de cadáveres en la cuneta y arrastrando a nuestro planeta a la destrucción, a la pobreza, a la guerra; la ambición de poder es la que ha generado este mundo injusto y competitivo”, cuestionó el prelado.
Agregó que a nosotros nos han educado para ser los primeros, siempre se nos dice que debemos ser el primero de la clase, el primero en la profesión que hemos alcanzado, el número uno de la carrera y todo eso conduce irremediablemente a la ambición de poder, a buscar el prestigio social, el dinero que nos da poder y crea un mundo injusto y duramente competitivo en el que estamos todos insertos.