Tegucigalpa – Sumado al terrible costo social que representa tener un aula cerrada en el sistema educativo público, cada día de clases que no se imparte representa 191 millones de lempiras en pérdidas para las arcas nacionales.
– Honduras pierde 191 millones de lempiras por cada día de clases que no se imparte en el sistema público, según un informe de ASJ.
Así lo informó este martes el asesor educativo de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), Denis Cáceres, en el marco del informe “Marcador Días Clases” en el sistema público.
El informe se basa en la auditoría a 1 mil 300 centros educativos derivadas en 24 mil encuestas (llamadas telefónicas y formatos de papel) en 200 municipios de los 18 departamentos del país.
Citó que a la fecha deberían suman 77 días de clases presenciales, restando los feriados, sin embargo se han impartido 52 días de clases en promedio, por lo que se han perdido 25 días.
Sustentó que detrás de cada día de clases perdido también hay 25 tiempos de comida que no consumieron los menores, 25 oportunidades para aprender que no lograron, entre otras ventajas.
Además, en 200 días de clases hay 1 mil horas de protección social para los niños. “Cuando una escuela se cierra la violencia contra los niños aumenta, por lo tanto el centro educativo es el mejor lugar de protección social, por eso debería -incluso- estar abierto los sábados”, detalló.
Mencionó que si tomamos los 38 mil 100 millones de lempiras que componen el presupuesto en el sector educativo para lograr los 200 días de clases, da como resultado que cada día de clase oscila entre 190 y 200 millones de lempiras.
“Aunque se trata de un análisis bastante simple, hay que pensar bien cuando se cierra un día de clases un recinto educativo, es decir que en 25 días son casi 5 mil millones de lempiras que le llamaremos perdidos porque ese día no recibieron clases los estudiantes”, desglosó.
En contraste, dijo que cuando se abren las aulas, ese día significa la inversión de casi 200 millones de lempiras en la niñez hondureña.
Lamentó que las autoridades educativas se comprometan con recuperar los días perdidos y al final no lo hacen, lo que representa un detrimento en la formación de los niños.
“La mayor parte de los días se perdieron en febrero porque arrancó muy tarde el año, eso fue una planificación inadecuada, pero la buena noticia es que todavía se pueden recuperar si existe voluntad por parte de las autoridades del ramo”, concluyó.