Jóvenes que en su momento llegaron como indocumentados a Estados Unidos posan con las cartas que escribieron a los nuevos niños albergados en los centros de detención del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE), el 19 de julio de 2018, en la sede del centro jurídico Formación para el Desarrollo Ocupacional de las Comunidades Educativas (TODEC) en Perris, California (Estados Unidos). EFE/Archivo

Los Ángeles – Tres de cada cinco indocumentados que viven en California tienen ingresos bajos y el 90 % de ellos no cuenta con un seguro de salud, aunque son «relativamente saludables», según un informe dado a conocer hoy.

El análisis, elaborado por el Centro de Investigación de Políticas de Salud de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA), encontró que los indocumentados de bajos ingresos son «relativamente jóvenes, relativamente saludables y generalmente trabajan».

En el estado, de acuerdo con el informe, viven de 2,2 millones de indocumentados.

«Hemos dejado a un número significativo de residentes de bajos ingresos de California sin un camino costeable para obtener servicios de salud preventivos y primarios, debido a su estatus legal», señaló hoy Nadereh Pourat, directora adjunta del Centro y autora del estudio.

Entre las personas de 26 a 44 años de bajos ingresos, el 56 % son indocumentados, contra el 19 % que son residentes legales o nacidos en el país.

De igual forma, el 63 % de los indocumentados de bajos ingresos de ese rango de edad, viven en familias con niños, en comparación con el 37 % de los inmigrantes legales o aquellos nacidos en los EE.UU.

Igualmente este grupo de personas indocumentadas tienen un mayor índice de empleo (67 %), en relación con el grupo de comparación (60 %) y son menos dados a tener condiciones crónicas múltiples de salud (26 % contra 42 %).

Pourat destacó que, en general, a pesar de tener una mejor condición de salud, los indocumentados carecen de una fuente estable de servicios médicos, lo que pone en riesgo su salud futura.

«Todos los californianos se benefician cuando mejora el acceso a la salud, como una manera de prevenir enfermedades y mejorar la salud de nuestros residentes», afirmó la investigadora.

La pesquisa utilizó datos de 2016 y 2017 provenientes de la Encuesta de Salud de California, realizada a adultos entre los 19 y los 64 años.