Sofía- Austria quiere exigir ante la Comisión Europea el desembolso de 2.000 millones de euros para que Bulgaria pueda reforzar mejor la seguridad de su frontera con Turquía, anunció este lunes el canciller federal austríaco, Karl Nehammer, durante una visita al país balcánico.
El Gobierno conservador-ecologista de Viena había vetado en diciembre la ampliación del espacio Schengen, de libre circulación comunitaria, hacia Bulgaria y Rumanía, con el argumento de que la frontera exterior de la Unión Europea (UE) no está bien protegida y permite la llegada masiva de inmigrantes.
Nehammer visitó hoy, junto con su ministro del Interior, Gerhard Karner, y con el presidente búlgaro, Rumen Radev, la zona fronteriza entre Bulgaria y Turquía.
Los políticos sobrevolaron primero la zona en helicópteros militares para luego celebrar una reunión en la localidad de Elhovo, cerca de la frontera.
«Estos recursos financieros son necesarios y se utilizarán para la compra de tecnología adicional de observación y control de la frontera», dijo el canciller austríaco.
Eso incluye la compra de helicópteros y vehículos de acceso a terrenos difíciles, dispositivos de visión nocturna, cámaras térmicas, agregó.
«Nos ponemos firmemente al lado de Bulgaria y abogamos por invertir este dinero en la protección y el refuerzo de la frontera”, concluyó el jefe de Gobierno austríaco.
Radev, por su parte, dijo que el veto austríaco contra la ampliación de Schengen es «injusto».
«El hecho de que haya problemas en algunos países no significa que Bulgaria y Rumanía, como países fronterizos, sean los desencadenantes de esos problemas», agregó el mandatario y recordó que la economía austríaca también sufre las consecuencias de la ampliación del espacio Schengen a esos países.
Austria es uno de los principales inversores extranjeros tanto en Rumanía como en Bulgaria, recordó Radev en ese sentido.
La república alpina registró el año pasado más de 100.000 solicitudes de asilo, el cuarto número más alto de la UE, solo por detrás de Alemania, Francia y España, tres países mucho más grandes.
Bulgaria, que tiene construida una valla alambrada de 235 kilómetros a lo largo de la frontera con Turquía, registró el año pasado una fuerte subida de la presión migratoria y admitió que la instlación no es efectiva para frenar todos los flujos de migrantes hacia Europa Occidental.
“Primero tenemos que reforzar la frontera (externa), luego tener un resultado real: reducir los migrantes detectados dentro del espacio Schengen, especialmente aquellos que se registran por primera vez», dijo Nehammer ante la prensa. EFE