Phoenix (AZ) – Roxsana Hernández, la transgénero que murió en mayo pasado bajo custodia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en un centro de detención en Nuevo México, falleció por deshidratación y tras recibir varios golpes, reveló la autopsia, informaron hoy medios locales.

De acuerdo con el informe del patólogo forense Kris Sperry, publicado este lunes, la causa de muerte fue probablemente por «complicaciones graves de deshidratación superpuestas a la infección por VIH», lo que la hacía susceptible a los efectos fisiológicos de la deshidratación no tratada.

«Según las observaciones de otros detenidos que estaban con Hernández Rodríguez, los episodios de diarrea y vómitos persistieron durante varios días sin evaluación médica ni tratamiento, hasta que estuvo gravemente enferma», escribió Sperry.

Esta autopsia, la segunda realizada en el cuerpo de Hernández, también se halló evidencia de «hematomas profundos» en las manos y el abdomen, evidencia de trauma por fuerza contundente, «indicativo de golpes o patadas, y posible ataque con objetos contundentes».

La hondureña, de 33 años, murió el 25 de mayo, nueve días después de ser transferida a una unidad dedicada a mujeres transgénero en el Centro Correccional del Condado de Cibola en Nuevo México, que es operado bajo contrato por CoreCivic, la segunda compañía de prisiones privadas más grande de los Estados Unidos.

Días antes, el 9 de mayo, la mujer había llegado a la frontera de EE.UU. para pedir asilo, después de que entre 2005 y 2009 entrase dos veces ilegalmente al país y fuese deportada.

Su caso cobró notoriedad ya que se trataba de una de las integrantes de la llamada caravana de migrantes que llegó a EE.UU. la pasada primavera.

En un comunicado para informar de su fallecimiento, ICE indicó en mayo pasado que la mujer fue ingresada en un hospital con «síntomas de neumonía, deshidratación y complicaciones asociadas al VIH», pero no mencionó nada sobre los golpes.

«Estamos decepcionados de la muerte de Roxsana, al igual de todas las muertes que suceden dentro de los centros de detención, fue una persona que sufrió tanto para llegar a los Estado Unidos huyendo de la violencia, y muere aquí por abuso, eso nos rompe e corazón», dijo hoy a Efe Carlos García, director del grupo Puente en Arizona.

La activista y mujer transgénero Karyna Jaramillo consideró por su parte que los centros de detención son los «lugares más mortíferos» para esta comunidad LGBT y calificó de «indignante» que sigan muriendo personas en estas instalaciones.

«Cuando estuve detenida en el 2015 lo viví, no tienen medicamento, no te dan un vaso de agua, si tiene una enfermedad crónica no te atienden, es terrible el maltrato y la falta de educación para tratarnos», señaló a Efe Jaramillo sobre su periodo de reclusión en el centro de Eloy, en Arizona.

Andrew Free, un abogado que representa a su familia, dijo a medios locales que un diagrama ilustra las contusiones a lo largo de la espalda y los costados de Hernández, así como una hemorragia extensa en las muñecas derecha e izquierda, que Sperry encontró que eran «típicas» del uso de esposas.

Varias organizaciones LGTB interpusieron este lunes una demanda en la Corte Federal en California para «alzar la voz» y exigir justicia y protección para las mujeres transgénero, dijo García.