Madrid – El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) aseguró que 2023 será todavía económicamente “duro” debido a la inflación global, la subida de los tipos de interés y la inestabilidad geopolítica, por lo que destacó su papel en la región como un organismo “anticíclico” que ayude a mantener los planes de desarrollo basados en la equidad y la transparencia.
El presidente ejecutivo del BCIE, Dante Mossi, explicó este jueves en una entrevista con la Agencia EFE que espera que en 2024 comiencen a relajarse las medidas de control de la inflación, puesto que Centroamérica no es una zona ajena a ello y el ‘resfriado’ económico suele afectar sobre todo a los países con menos recursos e infraestructuras.
Para lograr el músculo necesario, el equipo directivo del BCIE solicitará a los gobernadores de los diferentes países aumentar la capitalización del banco de 7.000 millones de dólares a 10.000 millones.
Esta decisión fue tomada en el primer directorio celebrado en Madrid, con motivo de la apertura de la oficina que la entidad abrió en la capital de España en febrero, donde también decidieron conceder préstamos para la construcción de viviendas sociales con materiales sostenibles en la República Dominica.
Precisamente, en el país caribeño tendrá lugar en mayo la Asamblea de Gobernadores del BCIE, en la que Mossi aspira a su posible reelección para un nuevo mandato hasta 2028.
“No es decisión mía, los gobernadores me ofrecen o no una extensión de mi contrato que expira en noviembre de este año. Si no lo hacen, habrán sido cinco años fantásticos de transformación del banco”, expresó sobre esta cuestión.
Sin embargo, el presidente del organismo multilateral se mostró decidido a seguir en el cargo para mantener el crecimiento “como banco en Centroamérica” ya que, en su opinión, hay mucha falta de servicios básicos en los países que “no son proyectos solo de financiación pública” y necesitan apoyo privado.
Una de las cuestiones sobre la mesa en torno a su posible reelección es la transparencia y la relación con algunos presidentes como el nicaragüense Daniel Ortega.
“Primero que todo y es algo que me gusta decir, nosotros atendemos a los Estados, el jefe de Estado será uno o será otro en cada momento y yo no puedo poner adjetivos a los representantes del gobierno”, dijo Mossi, para añadir que el trato es “muy bueno” con todos.
Remarcó que la creación del BCIE tuvo la finalidad de “generar desarrollo equitativo entre los países” y que, en ningún lado de los estatutos se habla de política, por lo que se definen como “un banco apolítico”.
En los últimos cinco años, el BCIE ha concedido préstamos por valor de 3.500 millones de dólares a Nicaragua (solo en 2022 fueron 403,5 millones), aunque en una reunión con empresarios franceses la semana pasada Mossi reveló que “hoy en día” no ha solicitado ningún préstamo.
La mayoría de los proyectos en marcha en ese país son de infraestructura básica, electrificación rural u hospitales, agregó.
Pese a todo, asumió las críticas recientes de dos legisladores estadounidenses -el senador demócrata Robert Menéndez y el republicano Michael McCaul- quienes enviaron una carta a los presidentes de El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica en la que solicitaron que se detengan el financiamiento del BCIE a su homólogo nicaragüense.
“Hace unas semanas recibí una carta de la Oficina del Alto Comisionado sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas buscando de qué manera podíamos colaborar y manejar esas preguntas que me llegan y que no son de competencia”, concluyó.
Además, defendió su política de transparencia como “vital” e invitó a otros “colegas” del sector a realizar el mismo ejercicio porque, dijo, “no somos los únicos que trabajamos en esos países, pero parece que la crítica es exclusiva para el BCIE”.
El organismo fue fundado por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica en 1960, a los que se unieron después República Dominicana, Panamá y Belice, y de fuera de la región México, España, Argentina, Colombia, Cuba, Corea y China.