Washington – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, insiste una y otra vez en que la economía del país va bien y tiene fortaleza, pero no parece convencer a los votantes, preocupados por las subidas de pecios de alimentos y gasolina, un descontento que ha sabido capitalizar su rival, el republicano Donald Trump.

El líder demócrata, que aspira a su reelección en los comicios del 5 de noviembre, ha bautizado su política económica como “Bidenomía” y suele presumir de buenos datos macroeconómicos, pero estos no acaban de percibirse en el bolsillo de los ciudadanos.

Esta misma semana, la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, ne inglés) dio a conocer que la economía estadounidense creó 175.000 nuevos puestos de trabajo en abril, un buen dato, aunque por debajo del exitoso promedio de 224.000 nuevos empleos mensuales creados en el último año.

Biden no tardó en emitir un comunicado el viernes en el que presumió de haber logrado estas cifras pese a haber heredado “una economía al borde del precipicio” cuando llegó a la Casa Blanca en enero de 2021, ne medio de la pandemia de covid-19.

“Ahora vemos mi plan en acción, con más de 15 millones de empleos creados desde que asumí el cargo, con tasas récord de mujeres empleadas, los salarios creciendo por encima de los precios y el desempleo por debajo del 4 % durante un récord de 27 meses seguidos”, afirmó.

Pero el expresidente Donald Trump (2017-2021), precandidato republicano para las próximas elecciones, respondió que “los números son horribles”. “Nuestra economía está muy mal”, afirmó antes de entrar al juicio que tiene en Nueva York.

Lo cierto es que el producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos creció en el primer trimestre del año un 1,6 %, lo que supuso un frenazo respecto al vigoroso avance del 3,5 % registrado en el último trimestre del año pasado.

De todos modos, Biden confía en que se cumpla la tendencia histórica según la cual los estadounidenses han reelegido a todos sus presidentes cuando la economía crecía y solo han echado de la Casa Blanca a los mandatarios cuando ha habido una recesión.

Pero esta vez podría ser diferentes, puesto que Trump lidera las encuestas a nivel nacional y aventaja a Biden en varios estados que son clave para definir al ganador de unas presidenciales en Estados Unidos.

En el centro del descontento de los ciudadanos está la constante subida de precios de los alimentos y la gasolina, agravada por la pandemia y la guerra de Ucrania, que ha supuesto un quebradero de cabeza durante buena parte del mandato de Biden.

Aunque la inflación ya está lejos del pico del 9,1 % que se registró en junio de 2022, no parece dar tregua: en el primer trimestre del año fue del 3,5 % y se resiste a bajar al objetivo del 2 %.

Según una reciente encuesta de YouGov, la inflación es el tema que más preocupa a los estadounidenses, así lo señala el 23 % de los encuestados, seguido de la inmigración (13 %), la salud (10 %), el empleo (10 %) y el cambio climático (7 %).

Otra encuesta de Echelon Insights indica que el 48 % de los votantes cree que Trump llevaría mejor la economía que Biden y solo el 40 % considera que el demócrata tiene mejor desempeño que el republicano.

Esta misma semana, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió, nuevamente, mantener las tasas de interés sin cambios, en la horquilla del 5,25 % al 5,5 %, su nivel máximo desde 2001.

La institución que dirige la política monetaria del país justificó su decisión precisamente por la “falta de avances” que ha habido en los últimos meses para reducir la inflación.

Pero incluso si la inflación bajara al 2 % en los próximos meses, los analistas dudan de que hubiera suficiente margen para que Biden ganara crédito ante los votantes que ven su vida diaria encarecerse.