Gracias al programa DACA, los "soñadores" pudieron obtener licencia para conducir, un número de seguro social y un permiso migratorio, pero no una vía para optar a una residencia permanente o la ciudadanía. EFE/Shawn Thew/Archivo

Washington – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recibió este viernes en la Casa Blanca a seis «soñadores», jóvenes traídos cuando eran niños por sus padres indocumentados y con los que departió sobre sus experiencias, para impulsar una reforma migratoria que regularice a unos 11 millones de personas sin documentos.

En la mansión presidencial, los jóvenes hablaron con el mandatario de sus experiencias personales como trabajadores de la salud, del sector agrícola o la educación.

María Praeli, originaria de Perú; Jirayut “New” Latthivongskorn, de Tailandia; Astou Thiane, de Senegal; Esmeralda Tovar-Mora y Karen Reyes, nacidas en México, y Leydy Rangel, de padres mexicanos, fueron los invitados a la Casa Blanca.

Durante el encuentro, Biden «reiteró su apoyo a los ‘soñadores’, a los titulares del TPS (Estatus de Protección Temporal), a los trabajadores agrícolas y otros trabajadores inmigrantes esenciales», detalló la Casa Blanca en un comunicado.

También abordaron la reforma migratoria y, en ese sentido, el presidente expresó el «fuerte apoyo» de su Administración a los proyectos de ley de Sueños y Promesas, y de Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola.

Ambas iniciativas, aprobadas en marzo pasado por la Cámara Baja, buscan otorgar una vía a la ciudadanía para los «soñadores», los trabajadores del campo y los beneficiarios de TPS y de Salida Forzosa Diferida (DED, en inglés).

Esas propuestas son parte del esfuerzo de los demócratas para regularizar a inmigrantes ya amparados por beneficios migratorios, mientras se abre camino la reforma integral de Biden.

Para salir adelante, ambos proyectos deberán obtener el visto bueno del Senado, donde es complicado que salgan adelante debido a la ajustadísima mayoría demócrata en esta cámara.

LOS SEIS SUEÑOS DE LOS «SOÑADORES»

A su salida del encuentro con Biden, Tovar-Mora dijo emocionada a Efe que estaba inicialmente pautado para 45 minutos y que finalmente duró «una hora y media».

«El presidente nos prometió que se iba a aprobar la Ley del Sueño Americano y que iba a hacer todo lo posible para que sea un hecho este año», afirmó esta joven madre, con una hija de 3 años, que se trasladó a la capital estadounidense desde Kansas.

Esta estudiante de Enfermería, que llegó desde México a Estados Unidos con apenas 18 meses, aseguró que los «soñadores» son «parte integral» de las comunidades en las que viven.

«Ya me siento estadounidense, pero un papel me dice que no lo soy, entonces quiero serlo oficialmente», dijo.

Por su parte, Rangel, otra de las participantes en la reunión con Biden, consideró que es importante que haya una «acción» por parte del Senado para que salgan adelante las propuestas legislativas.

Esta hija de campesinos mexicanos, que es miembro de la Fundación de Trabajadores Agrícolas Unidos (UFW, en inglés), destacó que Biden sabe que «este es un país hecho por inmigrantes» y que merecen ser legalizados.

Por ello, Rangel opina que el Senado debe actuar y recordó que los campesinos en EE.UU., en su mayoría inmigrantes, «nunca preguntan si la comida que ellos cosechan va a las mesas de los republicanos o las mesas de los demócratas».

Estos seis jóvenes son beneficiarios del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés), un amparo migratorio que ha protegido a los «soñadores» de la deportación.

El DACA, que fue establecido por el expresidente Barack Obama en 2012 -de quien Biden fue vicepresidente-, ha amparado a unos 800.000 jóvenes.

Gracias al programa, los «soñadores» pudieron obtener licencia para conducir, un número de seguro social y un permiso migratorio, pero no una vía para optar a una residencia permanente o la ciudadanía.

La Administración de Donald Trump (2017-2021) intentó acabar con este beneficio, pero el Tribunal Supremo calificó de «ilegal» su decisión y mantuvo el programa.

UNA VÍA PARA LA CIUDADANÍA

Durante su campaña, Biden anunció como uno de los proyectos bandera de su Gobierno la reforma migratoria y en su primer día en la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, envió el borrador al Congreso.

La ambiciosa propuesta prevé un proceso de 8 años para que los 11 millones de indocumentados del país puedan lograr la ciudadanía, además de otorgar una residencia legal inmediata para los «soñadores», los beneficiarios de TPS -dirigido a personas que huyen de países en conflicto o afectados por desastres naturales- y los trabajadores agrícolas.

La iniciativa de Biden, denominada Ley de Ciudadanía Estadounidense de 2021, llegó al Legislativo en febrero pasado. Su camino para convertirse en ley no es fácil, ya que necesita contar con la totalidad de los votos demócratas en el Senado -50- y asegurarse 10 republicanos.

Los conservadores, sin embargo, respondieron en marzo con su propia propuesta de reforma, bautizada Dignity Plan (Plan Dignidad).

El último esfuerzo por sacar adelante una reforma migratoria fue liderado en 2013 por Obama, pero naufragó en la Cámara de Representantes pese a haber conseguido la aprobación del Senado.