Madrid – A pesar del ahorro de comisiones que pueda suponer, buena parte de los salvadoreños que viven en España se muestran reacios a sustituir los envíos tradicionales de dinero a su país por el bitcóin, la nueva moneda virtual legal en El Salvador, pues desconfían de su funcionamiento y de los altibajos de cotización.

“No utilizaría el bitcóin ni en El Salvador ni en España; no quiero que mi país sea la ratita de laboratorio del mundo”, asegura a EFE Ana María, que vive en Madrid desde hace más de siete años.

“Antes de mandar dinero a casa, pregunto cómo está el cambio (euro/dólar), pero con el bitcóin no lo puedo saber con seguridad”, argumenta. Esta salvadoreña de 37 años manda una cantidad mensual a Morazán, donde nació.

El Salvador se convirtió el 7 de septiembre pasado en el primer país del mundo donde el bitcóin es moneda legal de pago, junto al dólar estadounidense, según la legislación aprobada en junio pasado.

De momento, y a pesar de que cada ciudadano recibe 30 dólares gratis (con cargo al Estado) por abrirse una cuenta, pocos se fían de usar Chivo, la cartera virtual que ha creado el Gobierno para hacer transacciones o recibir pagos tanto en bitcóines como en dólares.

AHORRO DE COMISIONES

Entre otros argumentos a favor de la moneda digital, el presidente de la República, Nayib Bukele, dijo en agosto que los salvadoreños que residen en el extranjero pagan 400 millones de dólares al año en comisiones por las remesas que envían y que «solo ese ahorro será un beneficio enorme».

Casi uno de cada cuatro salvadoreños trabaja en el extranjero, según la ONU (1,6 de sus casi 6,5 millones de habitantes).

La diáspora salvadoreña envió más de 25.000 millones de dólares en 2020, lo que supone el 22 % del Producto Interior Bruto de El Salvador, según el Banco Mundial, convirtiéndolo en uno de los diez países que más dependen del dinero de sus emigrantes.

Por lo tanto, la entrada del país en el nuevo mundo de las remesas virtuales libres de comisiones podría generar un gran ahorro colectivo, ya que más del 3 % de las cantidades transferidas desde fuera son comisiones de los intermediarios.

Un mes después, crece la expectación por ver si supondrá la «revolución monetaria» definitiva para el envío de dinero y otras naciones latinoamericanas como Uruguay, Guatemala u Honduras han mostrado interés en seguir los pasos de El Salvador.

CONFUSIÓN Y DESCONFIANZA

Pero las supuestas ventajas no convencen a una mayoría de salvadoreños consultados por EFE en España.

“No me fío del bitcóin”, remata Ana María, que prefiere seguir confiando en Ria, Moneygram o Western Union, las grandes empresas que lideran el envío de remesas, y que le cobran entre 4 y 5,5 euros por operación (4,5-6,5 dólares).

La gran volatilidad de esta criptodivisa provoca fluctuaciones mucho más agudas que el tipo de cambio entre el dólar -moneda que adoptó El Salvador como propia en 2001- y el euro, ya que el valor de bitcoin ha llegado a caer últimamente un 20 % en una sola jornada.

“De los 30 dólares que me dieron al abrir mi cuenta en Chivo, llegué a tener 27, y al día siguiente 31”, cuenta a EFE un salvadoreño que vive en un pueblo de la región de Cataluña (noreste), donde trabaja desde hace tres años.

“Envío dinero a casa cada mes, y no puedo mandar 500 euros para que mi madre compre un horno, medicinas, o arregle el tejado de su casa, y ella reciba 350. No me puedo fiar”, advierte en alusión a los altibajos bruscos de cotización.

Otro salvadoreño que lleva en España más de nueve años, Nelson, critica duramente al Gobierno salvadoreño por una decisión que considera demasiado precipitada. «Hay demasiado analfabetismo financiero en mi país como para que entiendan lo que es el bitcóin”, apostilla.

“¿Y por qué los países ricos no han adoptado el bitcóin?», se pregunta Nelson. “Además, ahora hay mucha oferta (de envío de remesas) y comisiones bajas”, añade.

Sin embargo, no todos son reticentes. Maira, que lleva en Madrid desde 2012, cuenta que toda su familia ya utiliza Chivo. “No lo usaría para ahorrar -precisa-, sino para vender mis bitcoines cuando estén altos”, además de enviar dinero.

“Estoy siempre a favor de la tecnología, mi hijo me enseñó lo que son la criptomonedas, y mi madre, que vive en San Salvador, ha comprado medicamentos con los 30 dólares que ganó”, aduce.

Jugada maestra o fracaso, el tiempo juzgará. De momento, bastantes salvadoreños en España recelan de la “Revolución Bitcóin”, la batalla contra el sistema monetario tradicional que les propone el presidente Bukele, y que podría sacudir irreversiblemente el envío de efectivo de un país a otro.