Tegucigalpa – Dejan sus fincas de café golpeadas por la roya, secas por la falta de prácticas de mantenimiento adecuadas, por un clima cada vez más hostil al cultivo y en especial, por los bajos precios que impactan directamente en sus economías.
Se van para los Estados Unidos. Los caficultores hondureños también son parte de los migrantes que cada día emprenden su ruta hacia el norte del continente.
La zona occidental de Honduras es una muestra del éxodo, en aldeas como Santa Cruz de la Cuchilla o en La Victoria, en Colinas, Santa Bárbara, puede apreciarse como la emigración ha desolado esos pujantes bastiones de la caficultura. Los ancianos y la gente vulnerable a los peligros de la ruta migratoria son la mayoría de los que allí se han quedado.
En Pinabete y Pacayalito, otras dos aldeas de Colinas, otrora con climas envidiables y frutos de café de óptima calidad, también han sentido el impacto de la migración, pero con menos fuerza.
“De aquí la mayoría de los que se van son jóvenes y eso nos pone difícil los trabajos en las fincas, especialmente para la cosecha; de la Victoria sí se han ido muchos más, allí solo se ven viejitos en la aldea y casas cerradas” dijo Milton Perdomo, un productor de café que tiene su finca en Pinabete.
En esos poblados cientos de jóvenes han dejado sus hogares, también lo hacen mujeres y la fuerza laboral que ha generado una especie de discontinuidad en las fincas de café, un cultivo que en el país atraviesa los efectos de plagas como la roya, una raquítica floración afectada por el prolongado verano y los precios deprimentes en el mercado internacional.
Cada día se van dos…tres…
En conversación con Emilio Medina, un exportador y dirigente de larga data en el sector, él manifestó que los caficultores atraviesan una crisis severa. Destacó como la migración caficultores y trabajadores del rubro cada día se suman a los que buscan llegar a los Estados Unidos en espera de encontrar allí mejores oportunidades para sus vidas.
Dijo que también hay otro núcleo de trabajadores que deciden viajar a Europa.
“Cada día uno llega a las empresas del café y encuentra con que se fueron dos, tres, cuatro o más” dijo Medina quien detalló que también pequeñas fincas son abandonadas y sus propietarios se suman al éxodo de los que emprenden la ruta hacia los EEUU.
“De todos los proyectos se van, no se pueden mantener, y para no robar o entrar en negocio “raros” (delincuencia) prefieren irse”, externó.
Para él, una alternativa para enfrentar la crisis en la caficultora serían los cultivos alternos, para lo cual se necesitaría la existencia de programas sistematizados y que por ahora están ausentes en la agenda de país.
Honduras, uno de los primeros cinco productores mundiales más importantes de café, en la última cosecha exportó 9.3 millones de sacos, pero según estimó Emilio Medina, este año la producción bajará a 8.8 millones, una baja de 500 mil sacos. El año cafetero cierra el 30 de septiembre.
Acuerdos mínimos en torno a precios del café
Los bajos precios del café en el mercado internacional, donde la sobreoferta juega en contra del productor, es uno de los agravantes de la crisis y un detonante directo de la migración.
Para el vicepresidente hondureño Ricardo Álvarez, los gobiernos de los países productores de café deben llegar a acuerdos de precios mínimos para la venta del aromático.
En un mensaje en su cuenta de la red social Twitter él agregó que la falta de ese tipo de medidas repercute en el abandono de las fincas y en la pobreza. “Luego que los países compradores no se quejen de la migración” apuntó Álvarez.
Cambio climático empuja a la migración del campo
El portal Newsweek, en su edición mexicana, posteó semana un artículo en el que destaca que el canciller azteca Marcelo Ebrard, comentó en las Naciones Unidas que el cambio climático es un factor influyente en la migración de campesinos centroamericanos que cruzan ese país rumbo a los Estados Unidos.
Esta versión puede verse reflejada en lo que ocurre con los caficultores hondureños, así como otros grupos de trabajadores del agro que han tomado el mismo camino.
Honduras es un país altamente vulnerable. El paso de huracanes periódicamente devasta zonas enteras del territorio nacional. En octubre de 1998, el huracán Mitch fue una prueba de ello, pero antes y después de este fenómeno que dejó más de seis mil muertos, 11 mil desaparecidos y casi toda la infraestructura de la nación destruida, otros tantos han generado asolación y muerte en Honduras.
También los prolongados veranos o los años de lluvias profundas, hacen que la población pase de grandes sequias a profundas inundaciones. En cualquier caso, las cosechas son afectadas y los agricultores severamente dañados.
Un informe del Banco Mundial detalla que alrededor de la tercera parte de la Población Económicamente Activa en Honduras se desarrolla en tareas agrarias, lo que de alguna manera explica las emigraciones cada vez más ensanchadas desde tierras catrachas.
El nuevo Atlas de Migración elaborado por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), muestra que la mayoría de los migrantes de los países del Triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) provienen de áreas rurales.
Según el informe de la CEPAL- FAO, existen profundos vínculos entre el mundo rural y las tendencias actuales de migración: solo el 11% de los retornados de Honduras regresan a las ciudades, el resto regresa a las áreas rurales.