Phoenix (AZ) – Como «soldados de infantería» describe su labor Cristiano Artigas, un capellán de Arizona que se dedica a brindar consuelo a las personas con riesgo inminente de perder la vida a causa del COVID-19.
Cristiano Artigas, quien nació en Nicaragua, y vivió en El Salvador, Guatemala y Panamá, relata a Efe lo indispensable que se ha vuelto la labor de los eclesiásticos, así como la de los trabajadores de los hospicios durante la crisis del coronavirus, que en el país ya ha producido 850.000 casos confirmados y los fallecidos superan los 47.500.
«Como religioso, siento la urgencia y veo la necesidad de esta gente por apoyo religioso y paz espiritual», expresó este veterano de las Fuerzas Armadas y quien se ordenó como capellán con la iglesia luterana.
«Tenemos el deseo de apoyar, de enseñar y educar sobre la muerte. No es verdad que solo queremos meterlos a la iglesia, estamos para guiar en estos trances, hay mucha gente impactada por el coronavirus que anda en busca de una respuesta, un capellán puede darle esa respuesta sin una ganancia personal», aclaró.
En medio de la crisis suscitada por la pandemia, Seasons Hospice & Paliative Care envió a 3.000 cuidadores y profesionales en esta materia para que brinden apoyo a pacientes y personal que está en la primera línea de batalla en hospitales de 19 estados, así como en las casas de los enfermos.
«Alentamos a los profesionales médicos a encontrar formas de crear momentos significativos para aquellos que están muriendo. El tomar unos minutos con un paciente moribundo para sostener su mano y decirles que son amados contribuirá a una muerte mejor y más pacífica. El poder del tacto, incluso a través de un guante, es increíblemente poderoso», aseveró a Efe Tony Kudner, vicepresidente de Comunicaciones y Asuntos Públicos en Seasons Healthcare Management.
Explicó que el personal capacitado en los hospicios que han enviado a hospitales del país brindarán ayuda en el manejo del dolor, atención espiritual, social, compañía, así como asesoramiento sobre el duelo que enfrentan los que pierden a un ser querido.
Dijo que la pandemia ha desatado un gran estrés y generado inquietudes sobre posibles contagios, «así como preocupación económica».
Artigas reconoció que a causa del COVID-19 muchos de los voluntarios de los hospicios han dejado de brindar servicios por temor a contagiarse. «Se comprende, la mayoría son gente retirada, de edad mayor y están en alto riesgo», agregó.
«Cuando visito a los enfermitos en sus casas, muchos son hispanos porque soy de los pocos capellanes bilingües, y pues la verdad es que pueden estar infectados», expresó.
Kudner señaló que el equipo de Seasons Hospice que da su apoyo en esta crisis incluye médicos, enfermeras, asistentes personales, trabajadores sociales, músico terapeutas, capellanes y voluntarios que permiten desahogar el trabajo en los nosocomios.
«Nuestro equipo se enfoca en brindar confort, manejo del dolor, apoyo a las familias en sus duelos. La pandemia del coronavirus es un trauma de movimiento lento. Nos está afectando a todos, incluso a aquellos que no están expuestos. El estrés mental de tener la enfermedad es grande y no se debe ignorar», indicó.
Coincidió con médicos y otros que están en el frente de batalla contra la enfermedad que entre los episodios más tristes están los familiares y allegados que no pueden estar al lado de sus seres queridos que se hallan en Cuidados Intensivos, algo «especialmente desgarrador».
«También vemos muchos momentos de heroicidad, inspiración, paz y gracia», señaló.