San Pedro Tapanatepec (México) – La caravana de centroamericanos que recorre México para llegar a Estados Unidos arribó hoy a San Pedro Tapanatepec, en el estado de Oaxaca, tras un bloqueo policial de tres horas y rebasando la capacidad de atención de las autoridades.
Cansados, deshidratados y algunos de ellos enfermos, los más de 7.000 migrantes que han contabilizado las autoridades se instalaron en el centro de la localidad, en la que supone su primera parada en este sureño estado.
Como viene siendo habitual a lo largo de su ruta, que arrancó el 13 de octubre en San Pedro Sula, se instalaron en albergues, parques, iglesias y en todos los espacios públicos disponibles.
Maira Elizabeth de 39 años, de profesión contadora, originaria de Choloma, Honduras, es una de las miles de personas que se enteró por la televisión de la salida de la caravana de migrantes y sin pensarlo dos veces se sumó junto a ocho familiares.
«Yo vengo con dos hijos y dejé a dos más con su papá. Es una decisión para buscar una mejor vida. Tenemos miedo porque a las mujeres jóvenes las agarran de burreras para la venta y a quienes se niegan las matan o le matan a su familia. Por eso huimos», dijo a Efe.
El convoy, que hoy realizó un trayecto de unos 50 kilómetros, se vio sorprendido cuando a medio trayecto autoridades de gobierno les cerraron el paso en medio de la carretera.
No obstante, tras unas tres horas de negociación y darles información para la solicitud de refugio se abrió de nuevo el paso y dejaron continuar a las personas, que viajaban a pie y en tráilers, camionetas y vehículos particulares y de carga, la mayoría haciendo «aventón» (viaje gratuito).
Si bien el viernes estaban en Arriaga (Chiapas), donde comienza el recorrido del tren conocido como La Bestia que utilizan muchos migrantes, este contingente conformado por muchas mujeres con niños decidió continuar a pie por considerarlo menos peligroso.
El titular de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca afirmó a Efe que esta no es una caravana de migrantes sino un «desplazamiento forzado» e hizo el llamado para que la Organización de los Estados Americanos (OEA) asuma su compromiso en la Carta de Estados Americanos y convoque a una reunión urgente.
Camionetas con tortas, agua, y alimentos se reparten para saciar el hambre y la sed. La Cruz Roja mexicana y las ambulancias y equipos del DIF estatal atendían a las personas. Por el momento, estaban saturados.
Pese al hermetismo sobre quién convocó la marcha o cuál es la próxima parada, los migrantes continúan en su paso hacia Estados Unidos, a más de 2.000 kilómetros, y se espera avancen mañana hacia Santiago Niltepec, unos 40 kilómetros al poniente.
El lunes llegarían a Juchitán de Zaragoza, donde las autoridades ya los esperan con atención médica, agua y bolsas con alimentos.
Este viernes el presidente de México, Enrique Peña Nieto, lanzó un plan para facilitar la solicitud de la condición de refugio y, durante el proceso, dar empleo temporal y atención médica a los migrantes que se queden en los estados de Chiapas y Oaxaca.
Esta propuesta fue criticada por la caravana de migrantes, quienes emitieron ayer un comunicado a través de entidades civiles al considerar que «no responde verdaderamente a las causas del éxodo ni soluciona sus necesidades».
Este sábado, la Secretaría de Gobierno (Segob) explicó que 111 migrantes centroamericanos se adhirieron al plan y se repartieron los primeros permisos laborales, un paso previo a la resolución del trámite para la obtención de refugio, que tarda 45 días hábiles pero puede prorrogarse.
Los migrantes que aceptaron el plan «Estás en tu casa» fueron llevados a dos albergues de puertas abiertas.
Previo a ello, el Instituto Nacional de Migración (INM) recibió 1.743 solicitudes de condición de refugio, en tanto que 196 personas desistieron de la misma y pidieron el retorno asistido.
El plan se suscribe a los estados de Oaxaca y Chiapas y se podría considerar una medida de contención para evitar que lleguen a la frontera con Estados Unidos, donde el jefe de la Casa Blanca, Donald Trump, ha arremetido fuertemente contra el movimiento y el Ejecutivo mexicano por no poder frenarlo, y resta por ver cómo asegurará su frontera.
Mientras este gran grupo avanza, otro medio millar de hondureños esperan en la frontera entre Guatemala y México. Ellos, junto con otras 2.000 personas más que aún están de camino, forman parte de una segunda caravana que salió posteriormente.