México – Los miembros de la caravana de migrantes centroamericanos que atraviesa México rumbo a Estados Unidos continúan llegando a la capital, donde ya conforman un multitudinario grupo de miles de personas que ha sido recibido por una ola de solidaridad.
En el complejo deportivo Magdalena Mixhuca, en el este de Ciudad de México, las autoridades siguen instalando nuevas carpas para albergar en ellas a los miembros de la caravana, la mayoría de ellos hondureños.
Estas carpas se ubican en el interior y el exterior de un campo de fútbol al aire libre, cuyas gradas también han sido aprovechadas por algunos migrantes para descansar.
Además, ha aumentado el número de tiendas de campaña y algunas personas han creado pequeños refugios improvisados aprovechando plásticos y colchas.
De acuerdo con Pueblo sin Fronteras, organización que acompaña a este masivo movimiento migratorio, ayer llegaron unas 5.000 personas de los estados de Puebla y Veracruz.
En declaraciones a medios, Tristán Call, integrante de la organización, dijo que los miembros de la caravana todavía no saben cuánto tiempo se van a quedar en la ciudad o cuál será su ruta para continuar hacia Estados Unidos. «Estamos esperando escuchar la palabra de la asamblea de la gente de aquí», apuntó.
No se sabe con exactitud cuántos migrantes hay en estos momentos. El jefe de Gobierno de Ciudad de México, José Ramón Amieva, informó que unas 4.500 personas pasaron la noche en el complejo deportivo, pero el responsable de la demarcación Iztacalco, Armando Quintero, dijo que han llegado 7.000 personas y que las instalaciones están «al límite de su capacidad».
En el lugar se han instalado numerosas organizaciones civiles que ofrecen diferentes servicios a los migrantes, como información sobre las solicitudes de refugio, llamadas gratuitas a familiares, juegos para los niños y atención médica.
A esto se le suma la labor de todos los voluntarios que se han apuntado para realizar alguna tarea de ayuda. Por el momento, la Comisión de Derechos Humanos capitalina ha registrado a más de 700.
Además, a las puertas del complejo llegan multitud de vehículos con particulares o integrantes de organismos que quieren llevar donaciones a los migrantes, como frutas, pañales, ropa o productos de higiene.
La carpa comedor ofrece tres turnos de comida diarios, de dos horas cada uno. Los desayunos se reparten con ayuda de las 16 alcaldías de la ciudad -que se van turnando-, mientras que el Gobierno capitalino se encarga de repartir las comidas y las cenas.
Además, diferentes congregaciones religiosas, la Arquidiócesis y la organización católica Cáritas han instalado otra carpa en la que reparten comida, además de medicamentos y ropa.
En vez de sándwiches o tortas, «sobre todo estamos intentando hacer comida caliente, que la gente pueda mantenerse más alimentada», comenta a Efe la hermana Magdalena, de la Hermanas Josefinas, quien agrega que «el apoyo está siendo muy generoso».
El día de hoy reparten arroz, frijoles, huevo cocido y un pedazo de pan. Los víveres, como el resto de útiles que han llevado al centro deportivo, han sido recolectados a través de donaciones en las parroquias e iglesias.
Como previsiblemente la caravana se quedará un par de días más en la capital, la hermana Magdalena lanza un «llamado a la solidaridad».
«No son delincuentes, como se les quiere estigmatizar. No son así, son seres humanos igualitos a todos, con sus defectos, sus situaciones difíciles, pero no es gente mala», asevera la religiosa.
Los llegados a la capital forman parte de la primera caravana migrante, que partió del norte de Honduras el pasado de octubre.
Además, una segunda caravana conformada por unas 1.500 personas, principalmente hombres jóvenes, se halla en estos momentos en San Pedro Tapanatepec, estado de Oaxaca, y otro tercer grupo, menos numeroso, todavía permanece en el estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala.
Cientos más esperan el resultado de sus solicitudes de asilo a las autoridades migratorias mexicanas.