Washington – El cardenal guatemalteco Álvaro Ramazzini dijo este miércoles en un foro virtual del Instituto de Política Migratoria (MPI, en inglés) que su país «expulsa» a los ciudadanos por la pobreza y que ellos migran a EE.UU. no por gusto, ni de vacaciones.

En Estados Unidos hay más de un millón de guatemaltecos, un aumento del 44 % desde 2013, y en la raíz de esta migración «está la pobreza», enfatizó el obispo de Huehuetenango durante la presentación de un informe que examina las causas de estos desplazamientos.

«La migración es un problema global», señaló Ramazzini. «Hay dos grandes actores: el país que expulsa y el país que recibe», dijo durante la presentación del análisis, elaborado junto con la organización no gubernamental guatemalteca Pop No’j.

«Guatemala expulsa a sus hijos e hijas porque no es que la gente se vaya con gusto de vacaciones a Estados Unidos», continuó.

«Por su parte de Estados Unidos tenemos políticas de los diferentes gobiernos que no son acogedoras», agregó.

«O son acogedoras para unos y no para otros», dijo Ramazzini. «A los científicos, la gente con gran calificación profesional no les dan problema para otorgarles la residencia. Quienes lavan platos en los restaurantes o recogen las cosechas tienen caminos vedados para integrarse a una sociedad desconocida para ellos».

Los autores destacaron la importancia de esta migración durante la pandemia de la covid-19 cuando las remesas de los guatemaltecos a sus familias subió de 10.500 millones de dólares anuales antes de la crisis a 15.300 millones de dólares en 2021.

Este aporte remitido por los emigrantes superó los ingresos del gobierno de Guatemala y el valor de todas las exportaciones del país, según los investigadores.

Los autores del informe concluyeron que los gobiernos de Estados Unidos, México y Canadá deberían explorar la expansión de las vías legales para la migración temporal de manera que los migrantes guatemaltecos puedan trabajar en el exterior.

Eso, indicaron, atendería las necesidades del mercado laboral en el país que recibe a los migrantes, y permitiría que estos continuaran vinculados a sus comunidades de origen.

«Es probable que ninguna combinación de intervenciones de desarrollo o aplicación de la ley de inmigración reduzca significativamente la migración irregular a corto plazo», indicaron los autores.

La oferta de opciones de migración legal «ayudaría a garantizar que una mayor parte de este movimiento ocurra de manera segura, ordenada y regular», añadieron. «Éste puede ser el tema más importante a abordar en el corto plazo cuando se trata de gestionar la migración irregular desde Guatemala».

«Las fronteras no han sido creadas por los pueblos», indicó Juan José Hurtado, uno de los autores del estudio. «Las fronteras han sido impuestas. La migración afecta profundamente a las comunidades, las familias».

«El tejido social se va desestructurando», agregó. «No es posible hablar de los pueblos indígenas en Guatemala sin hablar de la migración».

Guatemala tiene unos 18 millones de habitantes y gran parte de la migración a Estados Unidos proviene del Altiplano Occidental, que es una de las regiones más pobres del país centroamericano. Más de la mitad de esos migrantes vive irregularmente en EE.UU.