Tegucigalpa – El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez, durante la homilía de este domingo pidió a la población no dejarse ofuscar por ideologías en las elecciones del 28 de noviembre.

“No nos dejemos ofuscar por ideologías o falsas promesas”, reflexionó el cardenal durante la Misa celebrada en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa.

Honduras elegirá el último domingo de noviembre un presidente, tres designados (vicepresidentes), 298 alcaldías municipales, 128 diputados al Parlamento local y 20 al Centroamericano.

Por la importancia para el país de estas elecciones el jerarca de la Iglesia Católica en Honduras clamó a Dios que todos podamos ver claro y con ello elegir a los hombres y mujeres que regirán el destino de la nación por los próximos cuatro años.

“En estos días que faltan para elecciones podemos decir Maestro que recobremos la vista y veamos quién ofrece los verdaderos interés para que nuestra Honduras se supere”, exclamó el también coordinador del Consejo de Cardenales del Vaticano.

Al respecto, refirió que muchos ofrecen productos como a veces los que están en los supermercados, expirados.

“Son una medicina que ya no cura, más bien enferman más”, agregó al tiempo que reiteró que las ideologías pueden ser engañosas.

“Señor Honduras te necesita, haznos ver lo más conveniente y no nos dejemos llevar por falsa propaganda llena de mentiras”, continuó.

Finalmente, reiteró que primero debemos recobrar la vista y a la luz del Señor Jesús saber elegir en la fiesta cívica que convoca a más de cinco millones de hondureños.

A continuación Proceso Digital reproduce la lectura del día tomada del santo evangelio según san Marcos (10,46-52):

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»
Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí.»
Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo.»
Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.
Jesús le dijo: «¿Qué quieres que haga por ti?»
El ciego le contestó: «Maestro, que pueda ver.»
Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.