Tegucigalpa – En una dura crítica el cardenal hondureño, Óscar Andrés Rodríguez, reprochó este domingo a quienes terminan hipotecando la nacionalidad a cambio de impunidad.

Durante la homilía de este día el cardenal hondureño reflexionó sobre  quienes terminan perdiendo la vergüenza después de haber acumulado y robado en Honduras.

Sin precisar nombres, se colige que la crítica del también coordinador del Consejo de Cardenales del Vaticano está dirigida a quienes han sido extraditados y ahora negocian su libertad fuera del país.

Acumular para qué o para quién, cuestionó a lo que respondió que las cosas materiales se quedan y todo lo que estaban acumulando y robando han quedado hasta perder la vergüenza.

“Han quedado hasta perdiendo la vergüenza dejando lo que más amamos, nuestra propia nacionalidad”, externó.

Lo que han acumulado lo terminan entregando a otros para negociar impunidad, zanjó.

Hace unas semanas, los exministros Ebal Díaz y Ricardo Cardona obtuvieron la nacionalidad nicaragüense como una forma para evadir eventuales acusaciones en Honduras.

Además, entre las últimas extradiciones que se han realizado en el país se destacan las del expresidente Juan Orlando Hernández y la del exdirector de la Policía, Juan Carlo “El Tigre” Bonilla.

Ambos exfuncionarios son acusados por el gobierno de Estados Unidos por delitos de narcotráfico y uso de armas, entre otros.

Durante el sermón de este día el cardenal Rodríguez razonó que se puede estar alegre por pertenecer a una lista de ladrones, narconegociantes y abusadores.

“Estén alegres porque sus nombres están inscritos en el cielo, no en la lista negra de los ladrones, de los narconegociantes, abusadores”, manifestó

Consideró que esa lista debe avergonzarnos como país ya que estos señalados quedan “hipotecando su nacionalidad”.

Finalmente, dijo que fuera del Señor Jesús ninguna alegría es auténtica y exhortó a convertir nuestros corazones y pregúntanos ¿en qué lista están inscritos nuestros nombres?

A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del santo evangelio según san Lucas (10,1-12.17-20):

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: “Paz a esta casa”. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles:
“El reino de Dios ha llegado a vosotros”.
Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: “Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado”.
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».
Los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Él les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».