Tegucigalpa – El cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, reprochó este día al pobre que explota al pobre al vender productos más caros de su costo original y señaló que de nada les va a servir acumular riquezas.

– La Iglesia Católica inició este domingo el Mes de la Familia dedicado fortalecer el núcleo familiar a ejemplo de la Sagrada Familia de Nazaret.

“Va para todos los especuladores, grandes y pequeños, para aquellos que hasta en una pulpería han subido exageradamente los precios o en un supermercado, esos no es solidaridad sino un egoísmo individualista, de nada les va a ganar acumular especulación, el pobre que explota al pobre”, sermoneó durante la homilía dominical.

En la misa celebrada en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa el cardenal hondureño también recriminó el crimen organizado que sigue traficando “veneno” para la niñez y juventud con la droga.

Asimismo, reprendió a quienes se dedican al delito de la extorsión. ¿Cómo vamos a pedir la gracia y misericordia de Dios si gran parte de nuestro pueblo sigue delinquiendo y extorsionando?, cuestionó.

Consideró que la pandemia debe ser una llamada fuerte y las familias deben hacer conciencia en sus hijos a que no todo se vale.

“El camino del mal y del crimen tarde o temprano termina mal”, advirtió el líder de la Iglesia Católica en Honduras.

Reflexionó que muchos de los jóvenes que son llevados a las cárceles solo perfeccionan sus técnicas o mueren en estos recintos.

“Denles ustedes de comer quiere decir pueblo hondureño cambien, no podemos seguir así, no podemos pretender que Dios va a bendecir Honduras si seguimos en el camino de la maldad”, acentuó.

De igual manera el cardenal Rodríguez caviló sobre los medios de comunicación que no dan enfoques positivos en medio de la pandemia.

“Lo que se oye es que al mundo le espera una gran hambruna, cómo si lo que quisiéramos es eso”, agregó.

Al respecto dijo que Dios ha bendecidos este año con la lluvia y hay cosechas que se ven que pueden ser positivas.

“Este domingo la llamada es fuerte para que podamos abrirnos a Jesús que sacia nuestra hambre más allá de todo deseo”, concluyó.

A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del santo evangelio según san Mateo (14,13-21):

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»

Jesús les replicó: «No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»

Ellos le replicaron: «Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»

Les dijo: «Traédmelos.»

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.