Tegucigalpa – El cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga pidió este domingo iniciar la nueva era en Honduras marcada por la ley de Cristo y no por ideologías gastadas.

“Oremos para que sea una etapa marcada por la ley de Cristo y no por ideologías que están gastadas y que solo buscan más de lo mismo”, expresó el líder de la Iglesia Católica en Honduras durante la homilía dominical.

Acto seguido exclamó que la luz de Cristo debe iluminar a las futuras autoridades para que se preocupen por el bien común.

Reflexionó que las nuevas autoridades del país deben preocuparse por los más necesitados y por el desarrollo de Honduras.

Cabe señalar que Honduras eligió el último domingo de noviembre un nuevo presidente, alcaldes de 298 municipios y los diputados al parlamento Centroamericano y local.

Lo anterior supone una nueva era para el país en materia política después de dos periodos continuos del actual presidente Juan Orlando Hernández.

En razón de ello. El cardenal hondureño reflexionó este día sobre la nueva era para Honduras y clamó para que las autoridades no sean más de lo mismo.

En ese orden, exhortó a las autoridades a tener preocupación ecológica y cuidar la casa común.

“Ojalá todos podamos optar por la luz y abrir caminos nuevos de paz y de esperanza”, exteriorizó.

“Nos volvemos a ti señor Jesús para decirte que tú eres nuestra luz, alumbra la noche de nuestro mundo, de nuestra Honduras y disipa la tinieblas de los corazones encerrados en el egoísmo y pecado”, oró.

A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del Evangelio según Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo”.

Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: “En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel”.

Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: “Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño y, cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo”.

Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. (RO)