Tegucigalpa – El cardenal Óscar Andrés Rodríguez, recriminó hoy durante la homilía correspondiente al quinto domingo de pascua, celebrada en la Basílica Menor de Suyapa, la codicia, el robo y a quienes solo buscan enriquecerse alterando el precio de los insumos para combatir el coronavirus, aún el tiempo de tanto dolor y sufrimiento.

– “Si andamos buscando sólo a ver cómo un pequeño grupo se quiere enriquecer con esto, no estamos verdaderamente unidos a Jesús”, apuntó el purpurado.

-Rodríguez pidió a los hondureños unirse a la campaña mundial de oración que inició el sábado, para pedir por el fin de la pandemia.

El prelado se refirió este domingo al evangelio según San Juan, cuando en aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros”.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí, agregó.

“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará”, citó. “Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos”, acotó.

Explicó que la vid es un arbusto que tiene un tronco que le llaman la cepa y ese tronco produce muchas ramas que se llaman los sarmientos y por eso el Señor le habla a su pueblo y nos habla también a nosotros, “yo soy la vid verdadera”, lo que quiere decir que toda vida viene de Él y pasa luego a través de nosotros, pequeños sarmientos para dar fruto, del mismo modo que la sabia circula por la vida y llega hasta los sarmientos para poder producir uvas; Jesús Resucitado es precisamente la vid verdadera.

Señaló que el que renuncia a permanecer con Cristo que es la fuente de la vida, renuncia a vivir plenamente y con un sentido y cuando nos separamos de esa fuente, no experimentamos tal vez que nos estamos secando y que la vida ya no tiene gusto y sentido para nosotros.

“No es esta la experiencia de muchos hombres y mujeres de nuestro tiempo, cuántos viven un vacío existencial; esta mañana el Santo Padre nos recordaba que hay una doble trayectoria, ir y venir, la vida viene desde la cepa de los sarmientos, pero los sarmientos son necesarios para la cepa, porque si no, no hay fruto, quiero decir que el Señor nos necesita, claro que sí, nos necesita para el testimonio del amor, para que podamos verdaderamente comunicar, difundir el amor y ahí brota lo que nos decía también el Santo Padre, las obras de misericordia”, apuntó el prelado.

Recalcó que, si permanecemos unidos al Señor Jesús, entonces daremos fruto abundante, por eso Cristo dice “sin mí no pueden hacer nada, separados de mí, desgajados, no pueden dar fruto, pueden reunirse, pueden planificar, pueden moverse, pueden agitarse hasta el estrés y agitar a los demás, pero si no estamos unidos al Señor Jesús, no habrá fruto, será todo un vacío”.

“Y como son de actuales estas palabras para hoy en nuestra Honduras, estamos todos empeñados en este gran esfuerzo de poder vencer la pandemia, pero cómo lo estamos haciendo, si estamos unidos a Jesús lo vamos a lograr, sin embargo, si es el espíritu del mal, la codicia, el robo, enriquecerse aún en tiempo de tanto sufrimiento, alterando los precios de estos insumos, le llaman, tan necesarios para combatir la difusión del virus y si andamos buscando sólo a ver cómo un pequeño grupo se quiere enriquecer con esto, con el sufrimiento, con el dolor, verdaderamente no estamos unidos a la cepa y por eso lo que está quedando es un vacío, está quedando una tristeza, está quedando una desesperanza”, recriminó el purpurado.

Insistió en que el sarmiento que da fruto es el que está unido a Jesús, el que no está unido a Jesús sino al espíritu del mal, a la codicia y al robo, no puede dar fruto, aunque se haga toda la propaganda del mundo. El que no está unido a Jesús, lo corta, se seca y lo tira fuera.

“Qué pena que algunos simplemente son como leña para fuego. Nuestro mundo de hoy marcado por la injusticia, la violencia, por una economía sin rostro, necesita esta vida que Jesús nos ofrece en el evangelio, pero la inhibición y la pasividad ante tanta injusticia, no ponen de relieve una falta de relación viva con el Señor Jesús Resucitado, tendremos que hacernos esta pregunta”, lamentó.

Añadió que, por otro lado, el evangelio también nos dice que el que porta fruto, lo poda para que dé mayor fruto y a veces hay tantos cristianos que dicen “y ¿por qué me pasa esto a mí, si yo estoy cerca del Señor y ahora me vienen estas pruebas?, acuérdense de este evangelio de hoy, el sarmiento que da fruto, lo poda para que dé mayor y mejor fruto, a veces vendrán pruebas en nuestra vida y no tenemos que preguntar por qué, ya el apóstol (Pablo). nos decía acaso la vasija le pregunta al alfarero por qué me has hecho así”.

“Las podas del Señor son para que demos mayor fruto, cuántas veces no tenemos que preguntar por qué, tenemos que preguntarnos para qué, porque no hay nada en la vida del cristiano unido a Jesús que no tenga una finalidad y la finalidad será siempre, lo mejor, porque el Señor Jesús siempre quiere lo mejor para nosotros, aunque en un determinado momento de prueba, de dificultad, no lo podamos ver”, refirió.

Aludió que también nos dice el Señor Jesús que aquellos que permanecen en mí, pidan a mi Padre lo que necesiten que yo se los concederé.

Puntualizó que ayer sábado, se ha iniciado la unión de todas las iglesias para orar, y el Santo Padre Francisco ha pedido que ore con el santo rosario para pedir que se aleje de nosotros este coronavirus y nos acaba de decir en el evangelio, si pedimos con fe, estamos seguros que lo vamos a conseguir, por consiguiente, pidamos, oremos con fe, asociémonos a esta gran campaña de oración mundial y prometamos que nos mantendremos siempre unidos al Señor Jesús.