Tegucigalpa – El cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, criticó en la homilía dominical los “narco negocios” y la violencia que impera en Honduras.
“Piensan que gozar es buscar apropiarse del dinero a como dé lugar, aunque sea con la corrupción, el narco negocio y la violencia”, reflexionó el jerarca de la Iglesia Católica en Honduras en la celebración Eucarística en la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel de Tegucigalpa.
En ese orden, caviló que Dios no es un Dios de muertos sino de vivos, porque para él todos están vivos.
En ese sentido, reprochó que a muchos hermanos y hermanas se les olvidara el mensaje de Dios, “Dios no quiere no la muerte, quiere la vida”.
Señaló que, existen muchos jóvenes desviados del sentido de la vida y se sienten autorizados a quitar la vida.
“Pero no es metiéndolos en cárceles y matándolos, es anunciándoles al Dios de la vida”, como ellos pueden cambiar.
Consideró que, la violencia que existe en Honduras es irracional y que la sangre de las víctimas clama a Dios.
“No es posible que sigamos en esa cultura de la muerte, es necesario anunciar al Dios de la vida, respetara la vida y enseñar a respetarla”, razonó.
“Nuestro futuro no está en manos de la violencia ni de la muerte, está en manos de Dios, del Dios de la vida”, continuó.
Finalmente, instó a orar a Dios y creer en él y que así lo haga -dijo- vivirá para siempre.
A continuación Departamento 19 reproduce la lectura del día tomada del evangelio san Lucas (20,27-38):
En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:
«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y de descendencia a su hermano. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».
Jesús les dijo:
«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.
Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».