Tegucigalpa – El Cardenal Óscar Andrés Rodríguez criticó en la misa del Domingo de Ramos que los hondureños se llenan el corazón de odio y violencia, por lo que pidió levantar los ramos para dejar entrar a Jesús en nuestros corazones.

– Sugirió a los hondureños dejar entrar Cristo a su corazón durante las celebraciones de esta Semana Santa.

Rodríguez comparó a los hondureños con las personas que adoraban a Jesucristo en el primer Domingo de Ramos, posteriormente, gritaban que fuera crucificado.

“Qué triste que esa actitud se pueda repetir en nuestra Honduras, tantos que no quieren abrir su corazón al amor y prefieren encerrarse en el odio, en la violencia”, dijo ante cientos de feligreses.

Precisó que en Semana Santa, los hondureños debemos cantar el Hosanna, levantar los ramos y dejar que Jesús entre en los corazones de cada persona.

“Queremos que Jesús venga a nosotros y transforme esta Honduras tan lejos de Dios en una Honduras más cercana, justa, fraterna y llena de amor”, declaró el Cardenal.

Rodríguez indicó que Jesús en Pascua “se humilló y aceptó la muerte”.

Recomendó que en Semana Santa seamos como Simón de Cirene (persona que ayudó a Jesús a cargar la cruz), en cargar la cruz de Cristo, uno mismo y de las personas.

“Somos cirineos para algunos, ayudamos a algunos a llevar la pesada cruz de la enfermedad, pobreza extrema dolor de la pérdida de un ser querido, de madres y padres que lloran por la pérdida de un hijo por la violencia de hoy o somos indiferentes como aquellos que pasaron al lado de Jesús burlándose”, exclamó.

El Cardenal Rodríguez sugirió que durante la semana, los hondureños tengan tiempo para asistir a los oficios religiosos, dedicar tiempo a Jesús que se sacrificó por la humanidad y para la familia.

Concluyó que la muerte no es el final del camino, sino que le da sentido a la lucha de cada persona.

El máximo jerarca de la Iglesia Católica ofició la misa de Domingo de Ramos en la Catedral San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, hasta donde llegaron centenares de feligreses junto a los ramos para dar por iniciado la conmemoración de la última semana de Jesús en la Tierra.