Lisboa – Madonna prepara su marcha en los próximos meses de Lisboa, ciudad en la que vive desde 2017, según fuertes rumores que recorren hoy la prensa portuguesa, que asegura que no ha renovado el contrato de alquiler del palacio en el que reside.
La reina del pop, de 60 años, va a dejar el Palácio de Ramalhete en marzo y, tras pasar sus últimos meses en la capital portuguesa en un hotel de lujo, abandonará el país en septiembre para regresar a Estados Unidos, insisten diarios y revistas que, ante la ausencia de cualquier tipo de confirmación, citan siempre la fuente original.
Y la fuente original es la revista portuguesa Vidas, del diario sensacionalista Correio da Manhã, que avanzó la presunta mudanza y cuya tesis ha sido recogida por medios portugueses y por la prensa internacional, que lo dan por cierto apoyados en que la diva había apuntado cuando llegó a Portugal que su estancia sería temporal.
En medio de los fuertes rumores de los que da cuenta la publicación, Madonna permanece tranquila y continúa su discurrir diario en la capital portuguesa, del que informa en redes sociales.
Su última actualización para los fans tuvo lugar este lunes, cuando publicó un vídeo en el que aparece con la fadista lusa Fábia Rebordão, que interpreta uno de los clásicos de este género musical: «Casa das Mariquinhas».
El vídeo, un adelanto del próximo álbum de la cantante estadounidense, está grabado en el Mirador Panorámico de Monsanto (Lisboa) y muestra imágenes de lugares emblemáticos de la capital, como el Puente 25 de Abril o el Cristo Rei, al otro lado del río.
Madonna ya publicó la semana pasada otro adelanto del que será el decimocuarto disco de su carrera después de «Rebel Heart», que llegó a las tiendas en 2015, y el primero desde que trasladó su residencia a Portugal, a finales de 2017.
La artista se trasladó a Portugal para que uno de sus hijos entrenase con el equipo de fútbol del Benfica y es una de las estrellas que se ha instalado en los últimos tiempos en Lisboa, donde tienen casa Monica Bellucci y Michael Fassbender, entre otros.
Tras pasar sus primeros meses en un hotel de lujo en el lisboeta barrio de Alcántara, a orillas del río Tajo, la estadounidense se trasladó definitivamente al Palácio Ramalhete, una construcción del siglo XVIII, también próxima al río, que antes funcionaba como pequeño hotel de doce habitaciones.