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Rabat – Centenares de españoles buscan vías para salir de Marruecos tras el cierre de fronteras, un camino que para algunos está siendo relativamente fácil pero que otros describen como una odisea tras haber comprado vuelos vía París o estar horas al teléfono para conseguir uno a España.

La mayoría son turistas a los que el anuncio el pasado domingo de la cancelación el lunes por la noche de los vuelos internacionales durante dos semanas les pilló en Marruecos o justo antes de embarcarse en el avión.

Desde entonces, han invertido más tiempo en conseguir información y reservar billetes que en disfrutar del desierto, relajarse en los hoteles o pasear por Marrakech. En esta última ciudad, la más turística de Marruecos, están Sergio Figueredo y Anna Moreno intentando focalizar su atención hoy en un tour a pie tras muchas horas de incertidumbre y espera.

Ana Moreno tomó el lunes, pocas horas antes del cierre de fronteras, una decisión de la que ahora se arrepiente. «El mismo 29 volábamos desde Barcelona con Ryanair y nos dijeron que no tendríamos ningún problema para volver».

Y es que el anuncio de Marruecos del cierre se refería en principio solo a los vuelos de entrada al país magrebí, lo que creó confusión y llevó a Anna a montarse en el avión.

«Dos horas y media más tarde, fue llegar (a Marruecos) y nos dijeron: ‘las fronteras están cerradas, no vais a poder salir de aquí'», lamenta esta barcelonesa de 28 años, que empezó entonces a intentar contactar sin éxito con la embajada y los consulados españoles.

Como aún no había vuelos de repatriación con España, ella y una amiga de Bilbao que la acompaña compraron entonces un billete para el sábado a París, y luego otro a la misma ciudad para un día después, porque le llegó el rumor de que la compañía que le había vendido el primero no operaba vuelos especiales.

650 EUROS EN VUELOS A PARÍS

Ahora, Anna y su amiga se han gastado 650 euros en billetes y no saben si va a tener que hacer una cuarentena de siete días en Francia. «Cogí los vuelos por necesidad de trabajo, somos veterinarias y necesitamos volver».

A su lado está Sergio, que llegó con su pareja a Marruecos el domingo, el mismo día que anunciaron la cancelación de vuelos. Le pasó lo mismo que a Anna. «Nos aseguraron por todos lados que con las salidas no había problema».

Por eso siguió con sus planes de viaje al desierto y cuando se enteró de que no había vuelos de vuelta empezó a intentar informarse en los consulados. «Hice 200 llamadas y no lo cogía nadie, debía estar todo el mundo llamando».

Recurrió entonces a grupos de whatsapp de turistas varados en Marruecos. «Estoy en cuatro grupos y mi chica en otros cuatro». Los hay de Tánger, de Marrakech o de todo el país y en ellos van publicando las últimas noticias.

Finalmente, con el anuncio ayer de que Iberia iba a operar cinco vuelos especiales, llamó al teléfono de la aerolínea en Marruecos. «Saltaba el contestador todo el rato, así que tuvimos que llamar desde el móvil español al número de España. Me tiré una hora hasta que conseguí el billete».

Este madrileño de 32 años saldrá de Casablanca el día 7 porque los vuelos del 2 y el 4 de diciembre ya estaban llenos, en una experiencia que no es nueva para él. «Yo ya tengo callo, me quedé encerrado en Fuerteventura con la pandemia. Cada vez que hago un viaje, me ocurre», bromea.

«LA AGENCIA NOS LLAMÓ Y ESTAMOS TRANQUILOS»

Para Román Gamboa la experiencia está siendo muy diferente. Él, su pareja y su madre aún no tienen billetes para volver, pero están relajados porque viajan con una agencia y les ha asegurado que no habrá problema.

«Estamos en mitad de un tour de nueve días, ayer nos dijeron de la agencia que estuviéramos tranquilos, que iban a buscar una alternativa», cuenta a Efe al teléfono desde Efran, una localidad del Atlas conocida como la Suiza marroquí.

Su intención es seguir su viaje e ir ahora al desierto de Merzouga y a Marrakech. «Si no tuviéramos la agencia nos habríamos preocupado, pero nos llamó enseguida y nos dijo que disfrutáramos de los días que nos quedan».

En Marruecos no solo se han quedado turistas españoles, también marroquíes residentes en España como Ayoub Ettali, que vive en Cádiz, juega en un equipo de baloncesto en silla de ruedas de Sevilla y viajó a su país para competir en la Copa del Rey.

«En plena alegría, celebrando con mi equipo que habíamos ganado, me enteré por mi mujer, que está en España, de que Marruecos cerraba las fronteras».

Para Ayoub, la información que dio la embajada española en redes pidiendo ponerse en contacto con Iberia llegó a tiempo y, tras llamar varias veces, consiguió un vuelo el día 7 que le costó 200 euros.

Entonces se disipó su miedo, fundado en que la pandemia se quedó encerrado en Marruecos varios meses. «Al principio estaba acojonado de que me iba a tirar tres o cuatro meses aquí, sin poder jugar en la liga y sin ver a mi familia, pero las cosas han salido bien».