Un hombre se realiza una prueba de hisopado para detectar COVID-19 hoy, en el Centro de Salud de Pan de Azúcar de Ciudad de Panamá (Panamá). EFE/Bienvenido Velasco

Panamá – Tras cinco meses de confinamiento e intentos de desescalada, Centroamérica sufre un recrudecimiento de la pandemia, con Panamá como el peor escenario, en medio de un creciente deterioro económico y social en una región afectada por una extrema pobreza crónica.

Desde marzo pasado, mes en el que se detectaron los primeros contagiados en casi todos los países de la región, se han registrado al menos 236.288 casos y 6.478 muertos en Panamá, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, según datos oficiales nacionales actualizados hasta el pasado miércoles.

Estos países han registrado al menos en los últimos dos meses repuntes en los casos diarios y muertes por la enfermedad que causa el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

«Centroamérica está en transmisión comunitaria. En términos generales estamos en una fase activa. Ninguno de los países puede decir con seguridad que ha llegado al pico, o que está en descenso o en control» de la pandemia, dijo a Efe el representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Panamá, el doctor Gerardo Alfaro.

Recordó que las Américas están aportando ahora más de la mitad de los contagios y muertes globales por la COVID-19, que las cifras «son dinámicas» y que cada país «tiene su propia realidad».

Así, la tasa de letalidad de la COVID-19 va desde 1,04 % en Costa Rica, de las más bajas del continente, hasta 3,8 % en Guatemala, el país con más muertos en la región (2.267) y 59.089 contagios.

CASOS CONFIRMADOS Y PRUEBAS DE DETECCIÓN

En Centroamérica «destaca Panamá, que fue de los primeros que entró en transmisión activa y sostenida y que desde los inicios se ha concentrado en establecer la capacidad de laboratorio y de test» de detección, dijo Alfaro.

Estadísticas internacionales actualizadas al 9 de agosto ubican a Panamá como el país centroamericano que más pruebas realiza con 57,5 por cada 1.000 habitantes, seguido de El Salvador con 40,64 y Costa Rica con 18,21.

Datos de la OPS indican que hasta el 9 de agosto Panamá registraba una tasa de 1.760,6 infectados por cada 100.000 habitantes, «la segunda más alta -después de Chile- entre los países de las Américas y por encima de la tasa promedio para la región (1.020,6 por cada 100.000 habitantes)», lo que «contrasta con la cantidad de pruebas aplicadas».

«También puedes ver en Centroamérica algunos países que están obteniendo mejores resultados con estrategias de trazabilidad, que logran detectar y aislar tempranamente los casos», afirmó Alfaro.

Costa Rica, con al menos 25.057 casos confirmados y 263 fallecidos, «ha sido muy metódico», y cuenta con «un primer nivel muy fuerte, con unos equipos básicos que tienen un enfoque familiar y comunitario y eso ha sido clave en esta lucha», añadió.

SE HUNDE LA ECONOMÍA

En Centroamérica viven unos 50 millones de personas, la gran mayoría pobre, dependiente de la economía informal o de las remesas familiares en el exterior, que ya comienzan a mermar afectando en especial a Honduras, El Salvador y Guatemala.

Casi todos los países cerraron su economía a raíz de las cuarentenas e intentan una desescalada que ha traído un alza de los contagios, lo que a la vez ha llevado a frenar la reapertura.

«La apertura económica va asociada a nuevos focos de contagio», dijo Alfaro, que señaló que la información para el autocuidado y el establecimiento y seguimiento de medidas de bioseguridad en el transporte público y en el trabajo son fundamentales.

Con una economía basada en la exportación de servicios y bienes industriales, especialmente hacia EE.UU., un país muy golpeado por la pandemia, las perspectivas para este año son sombrías en la región: Panamá calcula un derrumbe del 9 % del producto interno bruto (PIB), y El Salvador, que registra 21.993 casos de la COVID-19 y 584 muertos, prevé una contracción del 8,5 %.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que Honduras, con 48.657 casos, 1.533 muertos y una tasa de letalidad del 3,15 %, tendrá una caída del 6,1 % del PIB, mientras que será del 5,5 % en Costa Rica, que ya reportó un desempleo de más del 20 %.

Guatemala aparece con la previsión más optimista (-4,1 %), debido a su fuerte sector agrícola, mientras que el PIB de Nicaragua se desplomará el 8,3 %, según la Cepal.

El Gobierno de Nicaragua, que ha minimizado la pandemia y evitado el confinamiento, reporta 4.115 casos y 128 muertos por la COVID-19, mientras que un observatorio independiente contabiliza 9.436 contagiados y 2.591 fallecidos con síntomas de la enfermedad.

«Hay que seguir luchando (…) estamos ajustando nuestro plan de cooperación para los próximos 12 meses porque aunque tenemos buenas noticias en términos de vacunas, de aquí a que nuestros países tengan al menos un 70 % de su población vacunada y protegida pasarán 10-12 meses», afirmó el representante de la OPS.