Washington – «¡Nunca dejaré a mis hijos, mis hijos son mi vida!» fue el grito de guerra que se oyó este martes frente al Casa Blanca donde cientos de personas, muchas de ellas madres migrantes, clamaron para exigir un alivio migratorio temporal para los centroamericanos en Estados Unidos.
La plaza de Lafayette, frente a la residencia oficial del presidente estadounidense, Joe Biden, fue escenario de una protesta para exigir la extensión del programa Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) para los migrantes de El Salvador, Honduras y Nicaragua, y la designación para Guatemala.
Allí hubo proclamas reivindicativas, representaciones teatrales para dar muestra del sufrimiento de las familias migrantes y música para defender el TPS para esos países, un programa del Gobierno de EE.UU. por el que se posterga la deportación y se extienden permisos de trabajo para personas oriundas de naciones que han sufrido desastres naturales o afrontan graves problemas de violencia.
En una de las ciudades de EE.UU. con las mayores comunidades salvadoreñas, Washington, Gladys, que prefiere ocultar su nombre real por seguridad, contó a EFE que lleva 29 años en este país tras haber llegado desde El Salvador y que sigue luchando por su hija de 13 años, que tiene la ciudadanía estadounidense. Si ella es deportada, la niña se quedaría sola en el país.
A Gladys se le entrecortan las palabras de la angustia cuando habla de la posibilidad de ser separada de su hija, a la que tuvo que explicar cuando tenía 7 años que existía la posibilidad de que algún día no fuera a recogerla al colegio, si las autoridades migratorias de EE.UU. la capturaban y la deportaban.
«Es como hicimos en este teatro», dijo Gladys que llevaba un sombrero de paja para protegerse del sol, al tiempo que señalaba un improvisado escenario donde minutos antes se había sumado a un grupo de madres migrantes para hacer una breve representación de lo que supone la separación de los padres de sus hijos.