El Cairo – Más de 100.000 personas se podrían quedar sin hogar en plena pandemia de COVID-19 y a las puertas del invierno debido al cierre precipitado de campamentos para desplazados que está llevando a cabo el Gobierno iraquí, alertó este lunes el Consejo Noruego para los Refugiados.
Los desplazados acogidos en campamentos en el norte y el oeste de Irak “están siendo obligados a abandonarlos con poco tiempo de preaviso, y se espera que regresen a sus lugares de origen”, indicó la ONG en un comunicado.
Sin embargo, advirtió que muchos de sus barrios, de los que tuvieron que huir durante los años en que estuvieron ocupados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), “están todavía totalmente destruidos”.
Además, en su camino a casa los desplazados corren el riesgo de quedar bloqueados en retenes o ser detenidos por carecer de autorizaciones de seguridad y por ser percibidos como miembros de grupos armados ilegales, añadió la organización.
“Cerrar los campamentos antes de que sus residentes tengan la voluntad o la capacidad de regresar a sus hogares hace poco por superar la crisis de desplazados”, aseguró el secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados, Jan Egeland, en el comunicado.
Al contrario, sostuvo, “contribuye a que muchos desplazados iraquíes se queden atrapados en un círculo vicioso de desplazamiento, haciéndoles más vulnerables que nunca, especialmente en medio de una virulenta pandemia».
La semana pasada, las autoridades iraquíes anunciaron el cierre de 35 campamentos de desplazados en varias zonas del país y el regreso de 58.000 familias a sus hogares, y este domingo informaron del retorno de otras 2.131 personas.
Esto, aseguraron, forma parte de una campaña gubernamental para el retorno de las personas que huyeron de sus casas durante la ocupación del EI.
El número total de desplazados en Irak se estima en 1,3 millones de personas, casi el 5 % de la población del país, según datos de la Misión de Naciones Unidas en Irak (UNAMI), que añade que muchos de los desplazados están en la región del Kurdistán iraquí, en el norte del país.
El grupo terrorista Estado Islámico ocupó desde 2014 grandes áreas de Irak, llegando casi a las puertas de Bagdad, aunque fue derrotado territorialmente a finales de 2017.
Sin embargo, el grupo extremista continúa lanzando ataques y aumentando su actividad contra civiles y fuerzas de seguridad en el país.