Fotografía de archivo de la cantante española Rosalía. EFE/Archivo

Los Ángeles – La fiebre por los ritmos latinos se ha extendido por todo el planeta y Coachella, el gran festival hípster de música y tendencias que se celebra anualmente en California, no ha querido quedarse atrás con un cartel que este año incluye a una numerosa delegación hispana.

El colombiano J Balvin, la española Rosalía, el puertorriqueño Bad Bunny, los mexicanos Los Tucanes de Tijuana y las chilenas Javiera Mena y Mon Laferte son algunos de los embajadores latinos que acudirán a Indio, la ciudad en el desierto californiano donde se celebrará Coachella en dos fines de semana consecutivos de abril: del 12 al 14 y 19 al 21.

Conocido por ser uno de los eventos musicales más influyentes del mundo y por los numerosos famosos que acuden como público, Coachella festejará su vigésimo aniversario con Ariana Grande, Tame Impala y Childish Gambino como máximos reclamos.

Pero una de las noticias que dejó la presentación de su edición de 2019 fue la notable presencia de música latina, algo que no siempre fue así.

Y es que aunque «Despacito» reventó récords, el reguetón conquistó discotecas en todo el mundo, Bad Bunny convenció a Drake para cantar en español, J Balvin se alió con Beyoncé en «Mi Gente», y Camila Cabello abrió los Grammy con «Havana», por citar ejemplos recientes, Coachella se había mostrado reacio a sumarse a la pasión latina hasta hace poco.

En el primer Coachella de 1999, la minúscula parte latina quedó cubierta con Los Amigos Invisibles y At The Drive-In.

Con el paso de los años, Coachella contó esporádicamente con artistas como Julieta Venegas, Carla Morrison, Caifanes o Kinky, e incluso algunos como Café Tacvba u Ozomatli tocaron en varias ocasiones.

La escasa presencia latina llamaba la atención en un festival de California, donde casi 4 de cada 10 personas son hispanas.

La situación comenzó a cambiar en 2018 con las actuaciones de Cardi B, Los Ángeles Azules, Kali Uchis, Miguel o Princess Nokia.

Pero este año, Goldenvoice, la poderosa promotora detrás de Coachella, ha dado un golpe en la mesa con eco latino al incorporar entre sus nombres en mayúsculas a estrellas hispanas del género urbano como J Balvin o Bad Bunny.

Figuras en ascenso sideral como Rosalía y artistas contrastadas como Mon Laferte comparten espacio con leyendas como Los Tucanes de Tijuana, un llamativo fichaje que llevará el género norteño a los oídos del público alternativo.

La delegación hispana podrá presumir de variedad estilística: habrá electropop con Javiera Mena, reguetón con Tomasa del Real, guitarras «indies» con Las Robertas, rock progresivo con Chon, cumbia y fusión con Ocho Ojos, música disco con Cola Boyy…

Y aprovechando Coachella, Goldenvoice ha organizado en Indio el 17 de abril Chella – Celebrando a la Comunidad, un minifestival latino liderado por Los Tucanes de Tijuana y Mon Laferte.

«Es un cartel muy de 2019», indicó en enero a Los Angeles Times el cofundador de Coachella, Paul Tollett, que es el máximo responsable de la programación pero que aparece muy poco en los medios.

Fuentes del festival señalaron a Efe que Tollett «está muy orgulloso de la diversidad» de este año.

Las Robertas, el primer grupo costarricense en visitar Coachella, apuntó a Efe que la «visibilización» de los latinos en EE.UU. ha podido potenciar el interés del evento por lo hispano.

«Hay una comunidad latina grande aquí. Y, en general, el reguetón es algo ya como mundial», explicó el batería Fabrizio Durán.

«Creo que Coachella lo hace gente súper inteligente y quieren que todo lo bacán esté allí. Y obvio que lo bacán es lo que está pasando en el ‘underground'», dijo a Efe, por su parte, Tomasa del Real.

«Es un logro, un golazo y una celebración», comentó esta chilena que es referente del «neoperreo».

Y con una mirada más empresarial, la vicepresidenta de Billboard, Leila Cobo, afirmó a Efe que es «importantísimo» que haya tantos latinos en eventos como Coachella.

«Estos festivales no lo están haciendo por cumplir (…). Tienen una audiencia en donde necesariamente hay latinos y están programando para latinos que nunca habían encontrado algo así para ver. No creo que estén yendo por Bad Bunny necesariamente: van a ir de todas formas. Pero que les des algo latino me parece súper lógico», dijo.

«Nunca entendí por qué antes no se hacía más. Si sabes que hay un público latino, ¿por qué no dárselo? Lo bueno es que ahora es una apuesta de: ‘Bien, le estoy dando esto no solo al público latino sino que estoy apostando a que la gente no latina también le va a interesar’. Por eso Bad Bunny y J Balvin son cabezas de cartel», agregó.