Tegucigalpa- El ejercicio del periodismo, en Honduras, quedó marcado, en los últimos años, por una serie de hechos violatorios a la libertad de expresión que van desde amenazas, agresiones, atentados, desplazamiento forzado y la muerte de casi un centenar de miembros en circunstancias violentas e impunes, según un reporte del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh).

-En lo que va del 2022, cuatro las personas vinculadas a los medios de comunicación perdieron la vida violentamente.

En el marco de la celebración del Día Internacional del Periodista, que se celebra el 8 de septiembre de cada año, el Conadeh se refirió a la situación que enfrentan los periodistas que están en riesgo o son víctimas de desplazamiento forzado interno, con una tendencia creciente desde el año 2016.

De acuerdo a las denuncias atendidas por la Unidad de Desplazamiento Forzado Interno del CONADEH, entre el año 2016 y el 2021 se registraron alrededor de 66 denuncias de periodistas que experimentaron, en su mayoría, ser víctimas de amenazas, por parte de personas desconocidas, debido al ejercicio de su labor.

83% denunciaron ser víctimas de amenazas

Entre los hallazgos se destaca que de las 66 denuncias presentadas por los periodistas el 83% es por amenazas, un 6% por tentativa de homicidio, 3% por lesiones, 1% por extorsión y un 6% por la muerte de parientes o personas cercanas a su entorno.

Entre los agresores denunciados, el 45% son personas desconocidas, un 11% por maras y pandillas, el 10% son personas conocidas, un 5% vecinos, 3% familiares, 3% operadores de justicia, 2% por miembros de la policía y un 2% por bandas criminales.

Al menos, 13 de los 18 departamentos del país fueron escenario de las acciones ilegales que pusieron en riesgo la integridad física y la vida de periodistas.

El 65% de los hechos delictivos contra miembros del gremio de los periodistas ocurrieron en tres departamentos, 24 en Francisco Morazán, 12 en Cortés y 7 en Choluteca.

La Comisionada Nacional de los Derechos Humanos, Blanca Izaguirre expresó que bajo este panorama el ejercicio del periodismo sigue siendo una profesión de alto riesgo para quienes la ejercen, ya que se pone en peligro la vida de periodistas y sus familiares.

Las amenazas, agresiones y ataques contra periodistas, por parte de particulares o agentes de los cuerpos de seguridad del Estado, se constituyen en “atentados a los derechos humanos”.

Agregó que las acciones de violencia contra periodistas ya sea provenientes de agentes del Estado como de particulares, son condenables, porque atentan contra el derecho al trabajo y la libre expresión y emisión del pensamiento.

16 departamentos escenario de acciones violentas

El Comisionado Nacional de los Derechos Humanos registró entre el 2001 y septiembre de 2022, la muerte violenta de 94 personas vinculadas a los medios de comunicación, de los cuales, el 90% de los casos continua en la impunidad.

Del registro de casos se detalla que han muerto violentamente camarógrafos, coordinadores y directores de noticias, cronistas deportivos, directores de medios, fotógrafos, jefes de redacción, locutores, operadores, presentadores de programas de entretenimiento, reporteros y presentadores de noticias.

De las 94 personas vinculadas a medios de comunicación, víctimas de homicidios, alrededor de 45 laboraban en televisión, 36 en radio, dos en prensa escrita, dos en medios digitales, mientras que el resto lo hacía en otras actividades.

Hasta ahora, 16 de los 18 departamentos del país han sido escenario de muertes violentas de personas ligadas a los medios de comunicación.

De esta radiografía de la inseguridad para los periodistas, comunicadores sociales y demás personas ligadas a medios de comunicación, seis departamentos de Honduras, Francisco Morazán (20), Cortes (20), Yoro (8), Atlántida (8), Copán (8) y Olancho (7) registran el 77% de los casos.

El Día Internacional del Periodista se conmemora para resaltar la importancia de la profesión del periodismo en la defensa de la libertad de expresión y recordar que los periodistas siguen siendo objeto de ataques, amenazas y asesinatos, muchos de ellos por ejercer su profesión.