Tegucigalpa – Las múltiples denuncias de las que se hace eco la prensa internacional, por parte de inmigrantes hondureños, revelan un calvario en la travesía no solo para llegar a Estados Unidos sino a otros destinos alternativos para los “catrachos”.

-Aunque se ha de suponer que estar al interior de una estación migratoria asegura los derechos humanos de los inmigrantes, estos denuncian que no es así y lo comparan con una cárcel.

“Estamos encarcelados, no podemos utilizar celulares, los baños se encuentran muy sucios, mis familiares no saben dónde estoy”, manifestó Luis un inmigrante hondureño desde la estación migratoria “El Cupapé” de Tuxtla Gutiérrez.

Otra inmigrante hondureña identificada únicamente como “Gloria” mencionó que en esa estación solo se tienen 2 baños para ser utilizados por casi 150 personas, incluidos niños, niñas y mujeres embarazadas.

De su parte, “Mariela” comentó que tras pasar más de 120 horas dentro de la estación, nadie les ha dicho su situación migratoria. 

En ese orden, “José” quien dijo llevar al menos 5 días en esta estación, donde ha convivido con hasta 500 personas de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Cuba, todos y todas ellas quienes compartían su misma situación.

De su lado, “Carlos”, indicó que su motivo de llegada al país fue para buscar un trabajo, en el cual pudiera apoyar a su familia más a su esposa e hijo; estos últimos se encuentran detenidos en la misma estación.

“No hay trabajo, cada día hay más desempleo en Honduras (…) Aceptaríamos el trabajo del gobierno de México, si se llega a un buen acuerdo”.

Entre todos los 5 hondureños, manifestaron su inconformidad por mantenerse tanto tiempo en esta estación, ya que duermen sin un techo, donde han pasado horas de calor de hasta 38 grados, lluvias intensas y noches frías.

Además los cinco hondureños entrevistados en esta estación migratoria denunciaron que les han prohibido activar sus teléfonos celulares y comprar cosas desde la calle.

Pese a estas denuncias, la realidad es aún más dura fuera de las estaciones migratorias donde los inmigrantes deben sortear toda clase de peligros empezando por las propias autoridades quienes han incrementado sus acciones en contra de los indocumentados.

En ese sentido, las autoridades mexicanas incrementaron durante el fin de semana las revisiones en los trayectos más utilizados por los migrantes en el sur del país, solicitando identificaciones, retirando a pasajeros del transporte público e interceptando camiones usualmente utilizados para el transporte masivo de inmigrantes.

Fue así como en Comitán la Guardia Nacional logró detener a cinco hondureños por viajar sin la documentación debida. Uno de los hondureños, un granjero de nombre Armando y que viajaba con su hija y un sobrino, rompió en llanto y decía que lo iban a matar si volvía a su país.

Después de varias horas, los hondureños fueron trasladados a centros de detención de migrantes.

En otra acción, la última detención de casi 800 migrantes en la ciudad de Veracruz, México, la cual es considerada la mayor captura de indocumentados centroamericanos, desvela la captura masiva de inmigrantes quienes a las pocas horas son deportados sin opción a realizar su trámite de solicitud de asilo.

Tras la intervención a los migrantes, en su mayoría hondureños y guatemaltecos, se constató que viajaban escondidos en cuatro tráilers en una carretera del estado mexicano, en lo que sería su trayecto hacia Estados Unidos.

Asimismo, el Instituto Nacional de Migrantes (INM) de México informó que las 791 detenciones ocurrieron en dos tramos del estado de Veracruz, y el operativo estuvo coordinado entre la Policial Federal y la recién creada Guardia Nacional.

Sin embargo estas historias no solo tienen lugar en la ruta migratoria hacia Estados Unidos sino también en otros países como España, segunda opción de destino para los inmigrantes hondureños.

El pasado 3 de mayo la hondureña Ana María (nombre ficticio) acudió a la comisaría junto a un amigo para denunciar una agresión. Minutos antes, el casero de él les había amenazado con un cuchillo, insultado, golpeado y expulsado de la vivienda, según la denuncia que pretendían cursar. Sin embargo, la policía no dio prioridad a su seguridad sino que inició un expediente de deportación tras comprobar que el pasaporte de Ana María no le permitía vivir en España.

Todas las anteriores denuncias revelan el calvario que viven los inmigrantes hondureños para llegar a su destino, ya no solo a EE.UU. sino a otros destinos como España.