Washington – Los consulados de Estados Unidos en todo el mundo aplican desde este viernes las restricciones anunciadas por el Gobierno del presidente Donald Trump en el otorgamiento de visas temporarias a mujeres extranjeras embarazadas, con el propósito de evitar el «turismo de parto».
El Departamento de Estado anunció el jueves que no otorgará visas de turista -conocidas como B1 y B2- a mujeres embarazadas que visiten el país «primordialmente por turismo de parto» con el propósito de que sus hijos nazcan en Estados Unidos. En el período fiscal 2018 el Gobierno de EE.UU. emitió 5,7 millones de visas B1 y B2.
El cambio en las regulaciones para el otorgamiento de visas B1 y B2 «es necesario para fortalecer la seguridad pública, la seguridad nacional y la integridad de nuestro sistema de inmigración», según un comunicado de la oficina de prensa de la Casa Blanca.
De acuerdo con la Enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos casi todas las personas nacidas en territorio estadounidense tienen derecho a la ciudadanía del país, aun si sus progenitores no son ciudadanos.
A los 21 años de edad, esos hijos e hijas tienen derecho a solicitar la residencia permanente legal de sus familiares, algo que los críticos del sistema califican como «inmigración en cadena».
«La industria del turismo de parto amenaza recargar valiosos recursos hospitalarios y está plagada de actividad criminal», sostiene el comunicado.
La ginecóloga Jennifer Conti, integrante de Physicians for Reproductive Health (Médicos por la Salud Reproductiva) calificó las nuevas regulaciones como «racistas y crueles», y advirtió que podrían negar la visa a mujeres embarazadas que escapan de la violencia doméstica o el abuso sexual.
Conti dijo a EFE que estas afirmaciones del Gobierno acerca de la magnitud del supuesto «turismo de parto» se sustentan en una «escala hipotética que usa una táctica manipuladora para satisfacer a sus votantes, y no se sustenta en datos reales».
Por su parte Tom Jawetz, experto en inmigración del Centro para Progreso Americano, dijo al diario The Washington Post que «las nuevas reglas en sí mismas invitan la discriminación contra las mujeres».
«Si hay funcionarios consulares que buscan oportunidades para restringir el acceso al sistema de inmigración, estas reglas les dan herramientas para hacerlo», añadió.
Un funcionario del Departamento de Estado que explicó los detalles de la medida indicó que «es muy difícil» determinar el número de mujeres que vienen a EE.UU. con el solo propósito de parir en este país, y señaló que el Gobierno no tiene datos tampoco para estimar el costo de esos partos.
Según el funcionario, los oficiales consulares preguntarán a las mujeres si su intención es venir al país solo con el propósito de tener aquí a sus hijos «únicamente cuando tengan razones para creer que ese es el motivo de sus viajes».
El Centro para Estudios de Inmigración (CIS, en inglés), un grupo de estudio que aboga por políticas de migración restrictivas, calcula que cada año hay unos 33.000 partos de mujeres que llegaron al país con visas de turista y luego se fueron de Estados Unidos, y que cientos de miles de niños más nacen de madres que son migrantes indocumentadas o presentan visas temporarias.
De acuerdo con el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en inglés), EE.UU. admite cada año 1,1 millones de migrantes y 79 % de la migración legal se sustenta en las relaciones familiares.