Roma – La decisión del ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, de trasladar a otros lugares del país a los solicitantes de asilo que se encontraban en la localidad de Riace (Calabria, sur), símbolo de la acogida y la integración, ha provocado duras críticas desde varios sectores.
Una de las voces más críticas fue la del presidente de la región Lazio y que aspira a liderar el líder del opositor Partido Demócrata (PD), Nicola Zingaretti, que calificó hoy la medida de Salvini de «acto inmundo».
La ordenanza del ministerio del Interior se produce después de la detención hace algunas semanas del alcalde de Riace, Mimmo Lucano, promotor de un aplaudido sistema de acogida para los solicitantes de asilo en un pueblo que sufría una grave despoblación y a quien se acusa por ello de favorecer la inmigración ilegal.
Interior ordena que sean trasladados a otros lugares todos los inmigrantes que forman parte del llamado Sistema de protección para los refugiados y solicitantes de asilo (SPRAR) aplicado en Riace, alegando importantes irregularidades cometidas.
«Consideramos que Mimmo Lucano es una buena persona. Tienen miedo de un hombre y ahora tendrán miedo de un pueblo que se moviliza contra estas injusticias», espetó Zingaretti.
Por su parte, el alcalde de Nápoles, Luigi di Magistris, también califico hoy de «vergüenza» el «deportar a las víctimas de los traficantes de la muerte y no expulsar a los mafiosos».
El presidente de la Región Calabria, a la que pertenece Riace, Mario Oliverio, tachó la decisión de «absurda e injustificada» y temió que «detrás esté solo el objetivo de cancelar una experiencia de acogida muy positiva».
«Quien se equivoca paga. No puedo tolerar irregularidades en el uso de fondos públicos y tampoco si la excusa es que se gastan en inmigrantes», dijo Salvini para justificar su medida y agregó que «lo pueden llamar deportación o lo que quieran», pero «las investigaciones las comenzó Marco Minniti (el anterior ministro del Interior del PD)».
La directora del Servicio Central del SPRAR, Daniela Di Capua, aseguró que «no se tratará de una deportación, ya que las personas continuarán su proyecto de acogida y de integración en otro lugar», en declaraciones a la televisión pública RAI.
Pero los inmigrantes que viven en Riace, algunos desde hace varios años y con sus hijos nacidos allí, no se quieren marchar, como recogen con varios testimonios los medios italianos.
La historia de Riace y de cómo de ser un pueblo con un alto riesgo de despoblación pasó a tener cerca de 2.500 habitantes, de los que un tercio son inmigrantes.
Las casas abandonadas fueron restauradas para dar una vivienda a los inmigrantes, se crearon talleres artesanales y se abrieron nuevos restaurantes. De nuevo, el pueblo tuvo una guardería y un colegio donde se imparten varios idiomas.
Un modelo de integración que en 2016 hizo que la revista Forbes incluyese a Lucano entre los 40 líderes mundiales más influyentes y que el cineasta alemán Wim Wenders le dedicase en 2010 un documental, «Il Volo».
Hoy, un grupo de estos inmigrantes ha querido expresar «su rabia y su preocupación» ante esta medida directamente al alcalde, que se encuentra en arresto domiciliario desde el 2 de octubre y han subrayado que no se pueden ir de Riace, donde han construido sus nuevas vidas.
Los medios italianos han explicado que el ayuntamiento de Riace está estudiando la ordenanza con un equipo de abogados para poder oponerse legalmente a la expulsión de los inmigrantes.