Madrid – José María del Corral, consejero del papa y su amigo desde hace más de dos décadas, visita Madrid para sumar apoyos a Scholas Ocurrentes, una iniciativa de Francisco, que él dirige con la misión de que los jóvenes se levanten, no callen, «armen lío» y no esperen a que «Superman» les resuelva sus problemas.

«El sistema educativo quiere que se callen (los jóvenes) y escuchen con el objetivo de que solo compren y voten. Y el papa quiere lo contrario, que se levanten, que hablen y armen lío; para eso está Scholas», explica a EFE el teólogo y docente, a quien de alumno expulsaron de siete centros, porque «el colegio me quería cambiar y yo preferí cambiar el colegio».

Scholas Ocurrentes es una organización presente en 190 países, integrada por más de 446.000 escuelas, cuya idea es conectar centros educativos de todo el mundo, tanto públicos como privados y de todas las confesiones religiosas, para fomentar la cultura del encuentro con la ayuda de la tecnología, el deporte y el arte.

NO HAY QUE GUARDAR SILENCIO ANTE EL SUICIDIO

A lo largo de este año recorrieron múltiples centros de toda España, donde aplicaron técnicas basadas en la música o el arte, a través de las cuales los jóvenes han «puesto su dolor sobre la mesa», con el común denominador de la salud mental, incluido el tema del suicidio.

«Hasta ahora la cosa era no hablar del suicidio, y eso tiene una consecuencia: se triplica. La peor manera de reaccionar frente a un problema es taparlo», argumenta Del Corral.

Este docente fue uno de los invitados personales en la misa de asunción como papa de Jorge Bergoglio, que rompió el protocolo sumando en la primera fila a dos símbolos de lo que quería que fuera su papado: un cartonero y un maestro.

Ese profesor de guardapolvo blanco que llamaba la atención era Del Corral -en Argentina los docentes visten bata blanca-. «Todos se preguntaban por qué en la primera fila había un médico», explica sonriendo.

Para solucionar los problemas, insiste, hay que alzar la voz y movilizarse. «Chicos, si esperáis la solución de arriba no va a cambiar nada, no va a venir Superman; son ustedes los que se tienen que organizar».

Ese mismo mensaje lanzó a los jóvenes de San Antonio de los Cobres (Salta, Argentina), con apenas 7.000 habitantes, donde de media se quitaban la vida treinta chicos al año desde un puente. «Cuando llegamos, nadie hablaba de los suicidios, era un pueblo de silencio», pero se logró que ellos mismos cambiaran «ese circuito de la muerte».

DE ENSEÑAR EN COLEGIOS DE ÉLITE A LAS FAVELAS

Del Corral, que dirigió colegios de élite y enseñó en favelas, se reunirá esta semana en España con docentes de todo tipo de centros para hablar de su proyecto, y también trabajar en el pacto por la Educación que pide el papa y que, advierte, «no es una foto en el Vaticano sino una agenda con lo que nos piden los chicos».

No es una tarea sencilla, pero «yo nací para lo imposible», explica el docente, quien insiste en que su organización es laica e interreligiosa: «Por eso molesta; no pertenecemos a la educación católica ni trabajamos solo para los católicos sino para los chicos».

El proyecto de Scholas, «barato y fácil», se centra en promover «habilidades del ser humano: antes uno se formaba en la calle, antes uno podía tener cuarto grado pero tenía cultura y había códigos, hoy estamos preocupados por los posgrados y los máster. ¿Por qué los chicos tienen su propio mundo? No porque les guste, sino porque tienen necesidad de crear un mundo, este no tiene nada que ver con ellos», reflexiona.

Se trata de que la calle vuelva a ser un espacio educativo. «Nosotros queremos la educación en la calle para que la calle sea para los chicos y no para el negocio y el consumo».

HURTAR EL FUTURO A LOS JÓVENES

«Estamos estafando a los jóvenes porque les estamos hurtando su proyecto de vida», explica Del Corral.

En su opinión, no puede haber matemáticas y lengua cuando un chico está deprimido, llorando en su cuarto. «¿De qué matemáticas y lengua estamos hablando? ¿De qué lectura comprensiva? Si no comprende lo que le pasa».

El Banco Interamericano de Desarollo (BID) midió el impacto de las prácticas de Scholas y, por ejemplo en Paraguay, «tras tres años de actividades, cambiaron absolutamente las competencias blandas; bajó la deserción escolar, mejoró el trabajo cooperativo, la empatía…, todas las ‘soft skills’ subieron entre un 50 y 70%».