Más de un millón de inmigrantes amparados por programas como la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) o el Estatus de Protección Temporal (TPS) sufren un enorme desgaste psicológico y emocional mientras se realiza el conteo de votos en las elecciones presidenciales. EFE/EPA/ROMAN PILIPEY

Los Ángeles – Más de un millón de inmigrantes amparados por programas como la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) o el Estatus de Protección Temporal (TPS) sufren un enorme desgaste psicológico y emocional mientras se realiza el conteo de votos en las elecciones presidenciales con el temor de que Donald Trump logre la reelección y de que la amenaza de la deportación termine por cumplirse.

A dos días de la elección Estados Unidos, y los más de 11 millones de indocumentados en el país, aún sigue sin conocer quién será su próximo presidente. El escrutinio se centra en cinco estados clave: Arizona, Pennsylvania, Georgia, Carolina del Norte y Nevada.

“Es mucha ansiedad, mucho estrés de estar siguiendo los números”, dijo a Efe Karina Ruiz, directora de Arizona Dream Act Coalition.

La inmigrante mexicana, de 36 años, amparada por DACA, encabezó con su organización un esfuerzo sin precedentes para alentar el voto en la zona del oeste de Phoenix, donde tocaron más de 12.000 puertas hasta el 3 de noviembre.

Tras la agotadora faena, y sabiendo que Arizona es uno de los estados decisivos que definirán quién es el ganador, la mexicana, madre de tres, dice que lo que la sostiene es su esperanza de que el exvicepresidente Joe Biden gane la contienda.

No obstante, un triunfo del demócrata aún no la deja tranquila.

“También hay que tener en cuenta que este presidente no ha respetado ni las decisiones de los jueces. Así haya un resultado favorable tememos que Trump y los seguidores no respeten la decisión, especialmente en un estado como Arizona, donde la policía trata de forma distinta las protestas de los blancos, a los que no les hace nada, y a las de las minorías, que nos recibe con gases”, subrayó Ruiz.

«El mayor miedo es que finalmente seamos deportados», agrega.

EL BUS QUE ESPERA SU NUEVA PARADA

Un sentimiento parecido lo tiene Julio Pérez, que junto a otras 20 personas se embarcó en un viaje por todo el país en un autobús llamado «La Libertad» para animar la participación electoral en favor de los amparados por el TPS.

“Tuvimos que detener un viaje que teníamos a Delaware, donde queríamos estacionar el bus frente a la casa de Joe Biden para pedirle que se acuerde de nosotros en su presidencia”, relató Pérez, oriundo de El Salvador.

Añadió que su teléfono no ha parado de sonar y al otro lado de la línea siempre hay un indocumentado preguntando qué pasa con el resultado. “Hay miedo, mucha ansiedad, mucha angustia”, puntualiza.

En tono pausado y tratando de que sus emociones no salgan a flote, Pérez llama a la calma, incluso diciendo que hasta los primeros días de diciembre no se sabrá quién es el próximo presidente.

“Tenemos que estar motivados. Hemos recorrido demasiado en el camino, no solo en el bus sino en la vida de indocumentados, como para desmoronarnos ahora. Hay que seguir”, zanja mientras cuenta a Efe que mañana partirán con su campaña a Hartford, Connecticut.

ANSIEDAD POR EL FUTURO DE LOS HIJOS

El temor de la mexicana Erika Alonso se centra en su hijo mayor. Aunque ella es indocumentada, su mayor ilusión es él pueda ser favorecido por DACA. Ella tiene puesta la esperanza de que si Biden es elegido presidente va a restaurar el amparo, y su hijo será favorecido.

Cuenta que el muchacho se quedó a un mes de poder solicitar el beneficio pues cumplía la edad requerida el 3 de octubre de 2017, y el presidente Donald Trump canceló el programa el 5 de septiembre de ese año.

“Mi hijo tiene un futuro más largo que el de nosotros. Por él es que estoy cada rato mirando la información de lo que está pasando, y tratando de tener fe, toda la fe que se pueda”, contó a Efe.

Alonso, oriunda del estado de Yucatán, hizo parte de los esfuerzos de la campaña para animar al voto de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA) en California.

Incluso faltando cinco minutos para las ocho de la noche del 3 de noviembre estuvo haciendo llamadas para incentivar el voto en California y Nevada. Los resultado en este último estado mantienen también en vilo a la nación.

“La última persona que me contestó me dijo que ya no alcanzaba; yo le dije que sí, que su centro de votación estaba a un minuto, que podía, pero no fue”, cuenta tratando de que la voz no se le quiebre.

“Hicimos todo lo que se pudo”, zanja.

PREPARADOS PARA LA DEFENSA

De costa a costa del país, los defensores de los inmigrantes han hecho un llamando a la calma a la comunidad indocumentada.

Los «soñadores» (beneficiarios de DACA) se adelantaron y el lunes pasado demandaron nuevamente al Gobierno Trump por no cumplir con el fallo del Tribunal Supremo que en junio dictaminó que DACA debía ser restablecido.

Por su parte, Pablo Alvarado, director de la Red Nacional de Jornaleros (NDLON), advirtió a Efe que aunque entiende la vulnerabilidad de la comunidad, propone convertir el miedo en poder de lucha.

“Cuando uno tiene miedo no se defiende bien, cuando uno está enojado tampoco se defiende bien, así que hay que hay que ponernos de pie y decir que vamos a resistir, y que estamos construyendo un mejor futuro para todo el país sin divisiones y sin odios”, valoró.