Tegucigalpa – Debido a la pandemia de covid-19 que desde marzo de 2020 afecta a Honduras y la pobreza de la mayoría de las familias, la educación pública está en un letargo porque muchos niños y jóvenes no reciben clases o las reciben de manera interrumpida, según el exministro de Educación Marlon Brevé.

En esas condiciones, eso implica que los estudiantes han tenido «una educación de mala calidad», dijo Brevé a Efe en Tegucigalpa.

Agregó que cuando el país entró en confinamiento por la pandemia, en marzo de 2020, se suponía que todos los centros educativos pasarían a la educación a distancia, pero que hasta ahora solamente las universidades son las más cercanas a la educación virtual.

UN MILLÓN DE NIÑOS EXCLUIDOS

«Hasta el noveno grado no ha habido una virtualidad electrónica, ha habido una educación a distancia, y aunque muchos padres hicieron un esfuerzo para que sus hijos se conectaran a través de un teléfono, las recargas se les terminaban rápido», subrayó Brevé, rector de la Universidad Tecnológica Centroamericana (Unitec).

Señaló además que aquellas familias que no podían costearse un ordenador, la conexión con Internet u otro dispositivo electrónico, terminaban con un teléfono pero para conversar con el maestro y enviarle mensajes para que le asignara tareas a sus hijos, lo que ha sido «catastrófico» en función de las cifras de alumnos afectados.

Brevé recordó que, según varias organizaciones, antes de que se propagara la covid-19, ya había un millón de niños excluidos del sistema educativo formal, desde prebásica hasta la educación media.

Hasta enero de 2020, mientras la población en edad escolar de 5 a 18 años, era de tres millones, la matrícula fue de dos millones, y al cerrar ese año habían desertado 600.000, según registros de la Secretaría de Educación, señaló el exministro.

Para agravar la situación, los 1,4 millones de estudiantes que finalizaron el 2000, «recibió clases de una manera interrumpida».

En 2021, según indicó Brevé, de los 600.000 que desertaron en 2020 se recuperaron 300.000, con los que la matrícula llegó a 1,7 millones de alumnos, pero ya había un millón afuera.

RECUPERAR LA MATRÍCULA, RETO DEL NUEVO GOBIERNO

«Entonces, el efecto neto es que hay 1,3 millones de niños excluidos y 1,7 millones han recibido educación», enfatizó Brevé.

El gran reto de la nueva presidenta de Honduras, Xiomara Castro, quien asumió el 27 de enero, según Brevé, es «recuperar la matrícula y no se debe conformar con dos millones, porque eso era lo que teníamos en enero de 2020».

«Hay que recuperar ese millón que estaba excluido, yo sugeriría  que se ponga como meta de este gobierno 2,5 millones de niños y jóvenes desde preescolar hasta educación media», añadió.

Según otras fuentes, miles de niños interrumpieron sus estudios en los últimos dos años porque emigraron con sus padres, en su  mayoría a EE.UU., aunque muchos no pasaron de Guatemala o México.

El país está en «un círculo vicioso de pobreza, desesperanza y falta de oportunidades», por eso muchos emigran, dijo Brevé.

La presidenta Castro inauguró el pasado día 1 el año escolar en el sector público con el reto de un reinicio de clases bajo una modalidad semipresencial por los daños que sigue causando la pandemia de covid-19, que en casi dos años ha dejado alrededor de 10.700 muertos y 500.000 contagios, según fuentes oficiales.

NECESIDAD DE VACUNAR A LOS NIÑOS

La situación es difícil, porque además de que no está vacunada  toda su población, principalmente la de edad escolar, unos 22.000 centros educativos están en malas condiciones y el Gobierno pasado, aunque lo prometió, no los reparó, dijo el exministro de Educación.

Antes de la matrícula se debió hacer un diagnóstico diferenciado de los municipios del país para conocer con precisión la situación de cada uno, además de recuperar los aprendizajes que muchos niños no han logrado, o nivelar sus conocimientos, subrayó.

Brevé cree que el pasado gobierno no le dio importancia al diagnóstico que se requería para antes de la matrícula de 2022, quizás por «temor a que se reflejarán resultados de que los niños han perdido hasta dos años de aprendizaje».

Con la situación que atraviesa la educación pública, se está llegando a que niños de tercer grado, que han estado el primero y segundo en pandemia, «no van a saber leer, ni van a saber las tablas» de matemática, a lo que se añade que ni los maestros van a estar preparados para los nuevos retos que tiene el país en materia educativa, recalcó Brevé.