Migrantes hondureños se dirigen a Estados Unidos. EFE/Esteban Biba/Archivo

Phoenix (AZ) – Las “buenas intenciones” del presidente, Joe Biden, de crear políticas migratorias «justas y humanas» son insuficientes para enfrentar la llegada a la frontera con México de miles menores que arriban solos, que enfrentan un sistema que repite el trauma de la separación familiar y la ausencia de un trato humanitario, denuncian activistas, abogados y allegados.

Victoria, de 17 años, cruzó hace una semana la frontera por McAllen (Texas). Su madre se quedó en Guatemala y la menor buscaba encontrarse con sus tíos Alicia y Nicolás Jut en California, pero al día de hoy solo se les ha informado que será asignada a una “casa hogar” para que después pueda ser reclamada legalmente.

Desesperados por no saber cuánto tiempo será retenida Victoria, los familiares imploran a las autoridades compasión para que sea liberada la menor, que cruzó la frontera en busca de asilo político por la violencia que se vive en Centroamérica.

“El miedo es terrible, es una angustia, no se puede estar tranquilo. Dejé de dormir pensando si está bien cuidada. Eso mismo me sucedió con mi hija: me la separaron un mes y aún tiene el trauma, no quiere recordar cuando estuvo encerrada”, dijo a Efe Alicia, quien está a la espera de una llamada que le informe sobre el paradero de la menor.

OLEADA INMIGRANTE EN LA FRONTERA

Como Victoria, un “número alarmante” de niños migrantes detenidos en las instalaciones de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas enfrentan condiciones de hacinamiento y diariamente se suman denuncias de tratos inhumanos hacia los menores que son retenidos, a menudo durante más tiempo del establecido por el Acuerdo Flores de 72 horas.

Fernando García, director de la Red Fronteriza por los Derechos Humanos (BNHR) en Texas, indicó a Efe que la nueva Administración tiene “buenas intenciones” pero no ha hecho lo necesario para brindar un trato humanitario a los niños “atrapados en cárceles”.

“Tienen los recursos para crear centros de bienvenida para los menores. Estamos viendo un proceso extremadamente desorganizado. Miles de niños están terminando en centros de detención y no hay reparación por el daño que les ocasionará a los niños estar dentro de cárceles”, afirmó.

Dirigentes de refugios aseguran que el número de niños en la frontera está alcanzando niveles que no se habían visto desde 2018, ya en pleno años fiscal cuando se alcanzaron los 851.508 detenidos por la Patrulla Fronteriza, la cifra más alta desde 2006.

A finales de ese año, decenas de miles de migrantes llegaron a la frontera cada mes, lo que llevó al Gobierno del entonces presidente Donald Trump a separar a las familias y encerrarlas.

EL ENFOQUE HUMANO DE BIDEN

Pero ante esta “oleada” de migrantes, Biden quiere optar por otra estrategia, el de abrir nuevos centros de procesamiento para aligerar los tiempos y poder entregar a los menores a padres o «patrocinadores» lo antes posible, pero la avalancha (con 9.457 menores no acompañados en enero pasado) ha llevado a que más de 4.000 de ellos estén bajo custodia de CBP, según medios nacionales.

Y el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, ya anticipó este martes que en este año fiscal 2021 se superarán las cifras de inmigrantes de los últimos 20 años, lo que implicaría como poco rondar el millón de inmigrantes detenidos en la frontera.

Para intentar reconducir la situación, el Gobierno Biden ordenó además a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) que apoye el procesamiento y traslado de menores no acompañados de alguno de sus padres legales o tutores que llegan a la frontera sur.

El objetivo es estos menores de edad, casi los únicos a los que se está dejando entrar al país, pues el resto son expulsados lo antes posible, son llevados a una oficina de la Patrulla Fronteriza, donde se les identifica y documenta y luego han de ser transferidos al Departamento de Salud en un plazo de 72 horas.

TRAUMAS FUTUROS

Paola Luisi, directora del grupo Families Belong Together, señaló a Efe que aunque este paso es un avance, la preocupación se centra en el trauma que están viviendo los menores al ser separados de sus familiares en condiciones no aptas.

“La Academia de Pediatría en Estados Unidos ha demostrado el impacto, no solo de la detención, sino de la separación de los menores a corto y largo plazo. Estar detenido no es una situación buena. Tenemos claro que se debe poner fin a su detención y reunificarlos inmediatamente”, demandó.

Subrayó que no se puede perder de vista el hecho de que se trata de niños y familias que luchan por sus vidas, “que no merecen ser tratados con crueldad y trauma, sino con dignidad y compasión”.

“Tenemos la oportunidad de reinventar el sistema entero, no quedarnos con la opción de traumar menores. No puedo quedarme con la idea que Estados Unidos, siendo el país más rico, nada más tiene la opción de tratar a los niños como basura y ponerlos en riesgo», dijo.

«Se tiene que pensar en otra forma urgente. Este es un tema de humanidad”, resaltó sobre esta cada vez más delicada situación que está siendo utilizada por los republicanos para criticar al Gobierno por levantar buena parte de las todavía más duras de la administración Trump.